Desde arriba, las cúpulas de esta iglesia parecen cimas de montañas. En África, las personas son profundamente religiosas y, en la cultura africana, Dios vive en varios lugares, generalmente en altas montañas. Este Santuario está, de hecho, construido en el distrito de “Upper Hill”, una colina de la ciudad de Nairobi.
Al entrar en esta iglesia, los fieles son invitados “a subir a la montaña de Dios”. Pero las cúpulas en la cima de la iglesia también se asemejan a las cabañas de una casa, expresando así el aspecto comunitario de los cristianos que viven juntos como pueblo de Dios. El techo de estas cúpulas, además, es verde, lo que indica vida y esperanza. Las tres cúpulas más pequeñas simbolizan también las tres virtudes teologales de la fe, la esperanza y la caridad. La fachada frontal de la iglesia está compuesta por tres grandes paredes cilíndricas, que se asemejan a la base de las tres cúpulas, para dar el aspecto de las cabañas tradicionales.
Para separar las cúpulas y las paredes hay un dosel circular bellamente decorado, adornado con símbolos de maternidad tomados del pueblo Maasai (una tribu de Kenia), en particular de los colgantes de los collares de las mujeres.
De gran importancia es también la puerta del Santuario, una obra maestra de creación visual, artísticamente única. En ella se encuentran una miríada de imágenes femeninas. Toda la estructura presenta seis imágenes dominantes, que parecen carecer de aspecto humano y son más similares a máscaras. Estas encierran el espíritu de los antepasados cristianos, la iglesia triunfante que, junto con María, protege y cuida de la iglesia peregrina. Además, destacan el concepto de “madre”. Las típicas figuras africanas talladas en altorrelieves y bajorrelieves y dispuestas en varias dimensiones representan precisamente los diferentes roles de una madre. La integración de vidrios de colores en la puerta da más vida y luz a la obra de madera.
Una vez dentro del Santuario, es posible ver numerosas cruces dispuestas estrechamente y talladas en la madera de la puerta. Al salir del Santuario, las cruces en la puerta recuerdan la invitación a seguir a Cristo, llevando nuestras cruces diarias. Estas también tienen el aspecto de una simetría de cruces y recuerdan el fin para el cual el hombre debe prepararse.
Al entrar, no se puede dejar de notar el gran mosaico que sirve de fondo al Santuario. Es una representación del Sueño de los Nueve Años de Don Bosco, del cual este año se celebra el bicentenario.
El altar de la Iglesia está construido sobre tres tambores africanos, que simbolizan la presencia de la Santísima Trinidad en el mismo altar.
Las ventanas de esta iglesia, además de aportar más luz al edificio, también enseñan algo teológico.
El interior está adornado con las tradicionales catorce estaciones del Vía Crucis. Cada estación está representada por una estatua tridimensional en metal fijada sobre una estructura de madera. Los catorce paneles de madera presentan una variedad de diseños, que tienen como motivo común la concha de cauri, la cual, en la sociedad africana tradicional, se utilizaba como dinero. Dominando todos estos diseños está una cruz más grande, llena de pequeñas máscaras, conectadas por pequeñas cruces, para formar lo que parece un rosario. Todo esto indica a los santos que participaron en la Pasión de nuestro Señor, a través de su vida ejemplar, al igual que María.
Tres son las obras de arte que adornan el Santuario: el crucifijo, la estatua de Don Bosco con Domingo Savio y las estatuas de las estaciones del Vía Crucis. Están realizadas en metal, con láminas y varillas de hierro meticulosamente soldadas para formar las respectivas formas. La representación estilizada de Jesús en la cruz resalta toda su agonía y el sufrimiento.
Moviéndose al otro lado del Santuario, se encuentra la estatua de Don Bosco con Santo Domingo Savio. Con motivo del Bicentenario del nacimiento de Don Bosco, entre 2009 y 2015, se realizaron tres réplicas de la estatua de San Juan Bosco yacente, que encierra algunos huesos de su brazo derecho. Estas tres obras fueron llevadas en peregrinación por todo el mundo, en más de cien países, incluyendo Kenia, en 2011. Una de estas estatuas ha encontrado lugar precisamente en el Santuario de María Auxiliadora.
Finalmente, pasando por escaleras adornadas con pinturas que representan la vida de San Juan Bosco, se llega a la capilla de la cripta.
Esta iglesia es un centro de peregrinación no solo en Kenia, sino en toda África oriental. No es solo un edificio, sino una construcción creada para compartir la fe en la tradición católica y para profundizarla, a través de la catequesis.
