“Mi misión es participar en el crecimiento y en la educación de las niñas que acuden a nuestro centro en Inharrime - continúa - además de la educación de las más pequeñas, también tenemos estudios superiores para las adolescentes, siempre a través del sistema preventivo salesiano. (...) En este momento tenemos 2 350 niñas, y jóvenes que van desde el primer grado elemental hasta el pre-universitario. Tenemos 120 niñas huérfanas en el internado, 720 huérfanas en familias con adopción a distancia, 25 niños sin una madre, 18 niños albinos”.
Junto con la educación, las niñas y las alumnas del centro "Beata Laura Vicuña" de las FMA se inician en la fe a través de un testimonio cristiano coherente. “Todo lo que somos lo vivimos y compartimos, rezamos juntos - explica Sor Teixeira - Las chicas ya saben cómo orar, en el centro vienen tantas personas a buscar ayuda para sus problemas y cada niña reza por estas intenciones. Somos pequeñas y pobres, pero el Señor sabe cómo llegar a donde él quiere”.
La buena reputación del centro hace que muchos inventen situaciones con el fin de conseguir que sus hijas ingresen en el centro. Es el caso de las tres hermanas, que Sor Teixeira les dijo: “son aceptadas entre las huérfanas, aunque la mamá esté viva. La madre de estas niñas quedó viuda y con un cuñado violento temía que esto pudiese afectar a las pequeñas a medida que crecieran. Frente a esta escenario se presentó como la ‘tía’ de las niñas y pidiendo que fuesen recibidas. Las niñas de mayor edad estuvieron instruidas a no decir nada acerca de la madre, pero la más pequeña al ver a su madre irse, comenzó a llorar llamándola ‘Mamá, mamá’. Delante de una escena como esta, no podía negarles un lugar”.
Sor Teixeira se define como “una misionera feliz de la llamada de Dios”. Y añade: “todos los días doy las gracias por haberme llamado a dar mi vida a Él y para servir a las pobres. Esta es mi misión, hasta cuando Dios quiera”.
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