¿Puede hablarnos brevemente de su infancia y de su crecimiento en la fe?
Soy hijo de Antonio Pinto y Elisa dos Santos, tengo cuatro hermanos y tres hermanas. Crecí en una familia cristiana, que me ayudó a cultivar la fe. Cuando todavía era muy joven, el P. Andrés Cervantes, misionero de México, me invitó a unirme a los jóvenes que fueron acogidos en la casa de Los Palos, donde viví durante seis años. Allí aprendí muchas cosas y profundicé mi fe. Los Salesianos de Los Palos me enseñaron a ser un buen cristiano y un ciudadano honesto.
¿Cuándo y cómo conoció a Don Bosco por primera vez?
Estaba en la obra de Los Palos, precisamente. Muchos niños huérfanos también son bienvenidos en aquella casa, pero yo había entrado porque tenía dificultad para caminar debido a una enfermedad en mi pierna. Recuerdo que unos días antes de entrar al centro, soñé con encontrarme con la Virgen. Fue una coincidencia que el salesiano que me recibió nos dijo en las “buenas noches”: "El que viene a esta casa, no ha llegado por los salesianos, sino por María Auxiliadora”. A mis seis años he aprendido mucho gracias a los “buenos días” y las “buenas noches” de los salesianos. Aunque lo que más me gustaba era rezar a María Auxiliadora.
Actualmente perteneces a la Inspectoría de Irlanda ¿Cómo es que perteneces a esta inspectoría siendo de Timor Este?
Mucha gente me pregunta y yo siempre les digo que ni yo lo sé. He estado en Inglaterra e Irlanda, he asistido a varias parroquias diocesanas y he conocido a varios misioneros de Asia y Oceanía. Sin embargo, como dijo mi inspector, el P. Eunan McDonnell, no es importante que yo o él conozcamos la razón; lo que es más importante es que Dios lo sabe y Él me envió a Irlanda. Creo firmemente que no fue mi elección, sino la voluntad de Dios, unirme a la Inspectoría de Irlanda.
Háblanos del camino vocacional salesiano en Irlanda.
Es maravilloso ser parte del camino salesiano en Irlanda. Los Salesianos irlandeses son muy acogedores, solidarios y acompañan a los jóvenes que están dispuestos a buscar su vocación y están abiertos a todo aquel que quiera hablar o compartir ideas sobre la vida religiosa. Cuando llegué a Irlanda y conocí a los primeros salesianos irlandeses, me sentí inmediatamente como en casa.
¿Qué aprendió de los jóvenes europeos?
Durante mi permanencia en Irlanda aprendí muchas cosas de los jóvenes irlandeses y europeos, como su gran talento para tocar, cantar durante la misa y la adoración. Muchos de ellos pasan mucho tiempo en la Iglesia, en meditación y en la oración. Me sorprendió mucho y me alegró mucho ver que los jóvenes llegan a la Santa Misa a pesar de la fuerte nevada invernal. Además, hay grupos de oración juvenil muy activos, que animan momentos de compartir y se encuentran para profundizar su fe. Conocí a muchos jóvenes que eran muy perseverantes en la oración, especialmente los viernes a las 3:00 p.m., cuando se reúnen para rezar la Coronilla de la Divina Misericordia y rezar por los niños por nacer.
¿Cuál es su sueño como misionero en Europa?
Como candidato a misionero en Europa, me gustaría explorar la fe cristiana entre aquellos jóvenes que creen hasta cierto punto, pero que no son practicantes. Pienso que los jóvenes europeos necesitan a alguien que esté presente entre ellos y que sea testigo del Evangelio según su modo de vida.
Fuente: AustraLasia