El miércoles 23 de enero se han reunido alrededor de dos mil quinientos jóvenes salesianos de 30 países en la fiesta mundial del Movimiento Juvenil Salesiano en el marco de la Jornada Mundial de Juventud 2019.
“El Santo Padre nos recuerda que creamos en los jóvenes como una fuerza de la Iglesia, del mundo y de la familia”, dijo la Hermana Esther Migueline Jiménez, FMA de República Dominicana. “Viviendo en un país con una minoría de católicos, la JMJ me da la oportunidad de crecer en mi fe”, añadió María Linda, una cristiana de Kuwait, que es la tercera vez que participa en una JMJ.
El instituto técnico Don Bosco fue el escenario de un verdadero oratorio. En la entrada de la casa un grupo de danza folklórica recibía a los peregrinos con vistosos colores y grandes sonrisas. Una vez adentro, el visitante podía recorrer los pasillos engalanados con grandes globos de colores, pasearse por stands de algunos países o bien sentarse frente a la inmensa tarima central a disfrutar de danzas típicas y una animación que explotaba de emociones.
En el patio habían destellos de alegría, no importaba si el lenguaje no era el mismo el amor a Don Bosco los unía. Selfies, abrazos, regalos, canciones y vivas por doquier.
A eso de las cinco de la tarde Don Ángel Fernández se hizo presente junto a Sor Yvonne Reungoat para brindar un saludo a los presentes. Llegar hasta el escenario fue una hazaña, no los dejaban avanzar por tanto cariño. Todos querían una foto, un abrazo o aunque sea un saludo.
“Un corazón contento está lleno de amor a Jesús” dijo Sor Yvonne a una juventud desbordada de emoción, mientras, las banderas de todos los países presentes ondeaban en sus espaldas. “Yo también tengo frases” dijo Don Ángel, “me basta que sean jóvenes para que los ame”. Los jóvenes explotaron en aplausos.
Terminado el saludo se quedaron en el patio para compartir con todos. También hubo tiempo para brindar una entrevista al Boletín Salesiano que transmitió la fiesta por sus redes sociales.
Llegó el espacio de la cena y después el momento más importante del día: la adoración eucarística. Una ceremonia bien organizada y sumamente reflexiva con cantos y momentos de silencio que invitaban a la oración íntima con Jesús. En un momento se oró por los jóvenes de Venezuela y Nicaragua y por la paz en sus países.
Finalizado este espacio, volvieron a la tarima Sor Yvonne y Don Ángel para dar las tradicionales buenas noches.
“Reemplacen el miedo por la confianza, allí está la fuente de la paz y la respuesta valiente a Jesús” dijo Madre Reungoat y el P. Á. F. Artime añadió “solo diré que día tan hermoso hemos vivido juntos. Dios toca el corazón de cada uno de nosotros. No existe ninguno solo de nosotros que no tenga una vocación en la vida, la que sea. El Papa Benedicto XVI les ha dicho: “queridos jóvenes no tengan miedo a lo que Dios les pida, de eso se trata, de vivir tan apasionadamente la vida sin tener miedo a lo que Dios nos pida a cada uno”. Con este mensaje se dio por terminada la fiesta que dejó a cada joven un hermoso sentimiento de haberse encontrado con su familia en casa.