Por P. Achille Loro Piana
Después de 50 años de misionero, creo que el mayor reto que los misioneros tienen que afrontar en Japón es el secularismo. El pueblo japonés es rico en religiosidad, pero pobre en religión. Tiene un profundo respeto por todo lo que se relaciona con lo sagrado y parece misterioso, pero tienen mucho miedo de comprometerse en una vida que implique la fe y la moral, debido también al fuerte sentido de responsabilidad.
La mayor alegría como misionero en Japón es Jacob Chirito Morito, un joven japonés que bauticé hace unos años. El 15 de agosto de 2014 hizo su primera profesión como misionero salesiano en la Inspectoría de AFE y actualmente estudia filosofía en Moshi (Tanzania).
A los jóvenes salesianos que están pensando ser misioneros yo les digo: “Mis queridos jóvenes amigos, después de tantos años de vida misionera en Japón, y después de muchos errores y desavenencias, creo que la mejor cosa que podemos hacer en esta tierra es mostrar a la gente que Jesús nos da la buena nueva, y que el camino que nos indica nos lleva a la felicidad. El camino es complicado, pero el paisaje es bellísimo. Vivimos sólo una vez, pero merece la pena de veras dar la vida por Él y por su reino”.