¿Puede presentarse?
Soy Kerwin P. Valeroso, Salesiano Coadjutor. Vengo del hermoso archipiélago de Filipinas, compuesto por un grupo de más de 7.100 islas, en el sudeste asiático, entre el Mar de Filipinas Occidental y el Océano Pacífico. Soy de la Inspectoría Salesiana del Norte de Filipinas (FIN), compuesta por 182 hermanos asignados a 25 comunidades salesianas, 44 de los cuales son estudiantes de otras Inspectorías Salesianas. Voy a la nueva Circunscripción de África del Norte (CNA).
¿Qué le llevó a tomar la decisión de ser misionero?
Mientras caminaba por el pasillo de 'Don Bosco Makati', no pude evitar fijarme en las columnas donde cuelgan las fotos de las tres primeras expediciones misioneras. Me asombró profundamente ver a aquellos salesianos que fueron enviados a tierras de misión. Pensando en los lugares a los que llegaron, las obras que construyeron, los corazones que tocaron y las almas que salvaron, sentí que ésa era mi vocación. Los misioneros son como la sangre vital de nuestra Congregación, son ellos los que trajeron a Don Bosco a nuestra tierra y son ellos los que mantienen vivo y vibrante nuestro carisma. Dios me invita hoy a devolver algo a la Congregación y a las misiones participando en esta 154ª Expedición Misionera.
¿Está contento con su destino? ¿Tiene algún temor o preocupación sobre el lugar o la cultura?
Decir que no tengo miedo o que no siento ansiedad sería mentir, y creo que es natural sentir cierta ansiedad cuando se va a un lugar nuevo sin ningún conocimiento o experiencia previa del idioma, la cultura o la gente. Para este lugar al que voy a ser destinado, sólo tengo una simple oración en mi corazón: 'Señor, tú sabes lo que es mejor para mí: envíame donde quieras, sea cual sea la situación, porque tú me conoces y conoces mis capacidades'.
¿Cómo reaccionaron sus familiares, amigos y cohermanos cuando les habló de su vocación misionera?
Más que la reacción de sorpresa de mi familia y mis hermanos, lo que más sentí fue su apoyo, sus oraciones y sus buenos deseos. Esta decisión del "sí" no fue sólo mía. Este "sí" fue inspirado por nuestra Madre María, y este "sí" es también un "sí" generoso de mi madre y de mi familia; es también un "sí" de mi Inspectoría que, a pesar de la multitud de trabajos en el apostolado, es generosa con las obras de misión de nuestra Congregación. Este "sí" no se centra sólo en mí, sino que es también un "sí" de mis formadores, profesores y amigos que han hecho el camino conmigo para purificar y fortalecer esta llamada misionera.
¿Cuáles son sus planes y sueños para la vida misionera?
Mi sueño y mi plan es ir y comprender el plan de Dios y compartir su amor y su misericordia con las personas a las que me envíen. Después de todo, el corazón de ser misionero es una vida de plenitud y santidad. Entonces, hacer cosas maravillosas es sólo un efecto de esa relación personal con Dios, que es la fuente de la vocación misionera y que hace que todos nuestros esfuerzos den fruto.
¿Tiene en mente algún gran modelo misionero cuyo estilo y vida quiera seguir?
Durante mis años de prácticas en Mandaluyong, conocí por primera vez al P. John Andreu, SDB, un sacerdote misionero salesiano español en Filipinas. Por curiosidad le pregunté si sabía hablar nuestra lengua 'filipina' y su peculiar respuesta fue: 'Hindi pa pinapanganak ang mga magulang mo, nandito na ako' (Antes de que nacieran tus padres yo ya estaba aquí, en tu país). Sus raíces eran muy profundas, aunque no era nativo, dedicó toda su vida a sumergirse en nuestro contexto. Además de la duración de su estancia, lo que más admiré fue su serenidad y fidelidad salesiana en su vejez, como un salesiano feliz y lleno de gracia. Me impresionó mucho y sigue siendo un ejemplo para mí.
¿Cuál es su mensaje a los jóvenes sobre la elección y la vocación misioneras?
Creo que los jóvenes de hoy buscan relaciones significativas y profundas. Buscan un sentido a su existencia, es muy evidente viendo el tiempo que consumen para hacerse presentes y ser escuchados en la realidad digital. Y creo que se puede encontrar una respuesta a este deseo de relaciones auténticas y de sentido de la existencia en ser misioneros. Aunque no sea una missio ad gentes, se puede ser misionero saliendo de la propia zona de confort y tendiendo la mano a otro joven, especialmente a uno necesitado.