¿Puedes presentarte?
Soy Joshua Tarere, de Papúa Nueva Guinea, salesiano de Don Bosco. Actualmente estoy haciendo prácticas en la Escuela Secundaria Técnica "Don Bosco" de Araimiri, Kerema. Soy el mayor de mi familia, compuesta por tres hermanas y un hermano, y pertenezco a la Visitaduría de Papúa Nueva Guinea y las Islas Salomón (PGS).
¿Qué le hizo decidirse a ser misionero?
Siempre quise servir a la gente. Esta convicción me vino no por el hecho de servir, sino porque me di cuenta de que "servir" da sentido a la vida. Cuando entré en los Salesianos, me inspiré en los hermanos misioneros que trabajaban en mi país. Venían a mi casa a servir a los jóvenes. Esta experiencia de servicio y disponibilidad a los demás me ayudó a identificarme con su vocación misionera. Al final, intenté discernir la voluntad de Dios y, junto con mi guía espiritual, ver si mi deseo de una vocación misionera salesiana era realmente una llamada de Dios. Después de mucho tiempo, finalmente decidí postularme para las misiones allí donde hubiera necesidad.
¿Estás contento con el destino al que vas? ¿Tienes algún temor o preocupación sobre el lugar o la cultura?
Me han enviado como misionero a Sudán del Sur, en África. Y básicamente tengo dos sentimientos: felicidad y miedo. Por un lado, estoy feliz porque veré otro país, experimentaré nuevas perspectivas de vida y aprenderé cosas nuevas de la gente. Por otro, tengo miedo del nuevo entorno. He oído historias y también leído en los periódicos sobre lo difícil que es el lugar de mi misión. Hay una guerra constante y la gente se desplaza. Todos estos acontecimientos parecen desalentadores.
Pero lo que me consuela es que cuanto más temo, más me inspira valor. Sé que el Señor, que me envió a servir en su misión, cuidará de mí. Mis temores no han vencido mi gran deseo de servir, amar y ser uno con la nueva cultura y el nuevo lugar.
¿Cómo reaccionaron su familia, amigos y cohermanos cuando les habló de su vocación misionera?
Mis padres apoyan mucho mi decisión y la respetan. Mis amigos y cohermanos también me apoyan. Sus cariñosas palabras de consejo y ánimo me han inspirado para perseverar con optimismo en mi elección.
¿Cuáles son sus planes y sueños para la vida misionera?
No tengo un plan específico sobre lo que haré en la misión. Mi única preocupación es vivir bien mi vida religiosa e integrar mi identidad salesiana en el nuevo contexto, para ser fiel al carisma de Don Bosco. Por supuesto, también hay otros pensamientos, como hacer amigos, aprender el idioma... Mi único deseo es servir y trabajar como siervo de Dios para los jóvenes, amando a la gente y poniéndome a su disposición.
¿Tienes en mente algún gran modelo misionero cuyo estilo de vida quieras seguir?
No uno, hay muchos buenos y grandes misioneros que me inspiran y a través de los cuales identifico mi vocación misionera salesiana. Sin embargo, para mí el gran modelo de misionero no es otro que Jesús, el Buen Pastor. Quiero que Él me utilice como instrumento suyo, para amar, anunciar el Evangelio y ofrecerme a los demás.
¿Cuál es su mensaje a los jóvenes sobre la opción y la vocación misionera?
Mi humilde mensaje a los que aspiran a ser misioneros es que deben "estar abiertos". Ser misionero es una actitud de disponibilidad para ser utilizado por Dios. A través del discernimiento y la oración, las aspiraciones misioneras siempre pueden fortalecerse y enriquecerse. Si estamos abiertos a la gracia de Dios, Él nos mostrará el camino y nos guiará, ayudándonos a vivir nuestra vida de manera significativa.
