¿Puede presentarse?
Soy David Broon, de la India. Vengo del sur de la India, del pueblo costero de Valavilai. Soy el último de cuatro hermanos. Los Salesianos me han inspirado mucho en todas nuestras actividades parroquiales. Comencé mi andadura con los Salesianos en 2011, como estudiante de noveno curso. La mejor parte de mi vida comenzó en 2017, cuando me convertí en miembro de la Congregación Salesiana. Vengo de la Provincia de Tiruchy (INT), que me apoyó en este hermoso viaje. El aspecto misionero me inspiró mucho desde el principio. Y en la etapa de mi formación como aprendiz, estoy feliz de partir para la misión ad gentes.
¿Qué le inspiró esta elección de hacerse misionero?
Procedo de un entorno católico devoto, donde se respetan profundamente los valores religiosos. Toda mi vida he tenido en gran estima a los sacerdotes y los he visto como modelos. En mi infancia, aspiraba a ser sacerdote y me conmovían profundamente sus historias.
Además, las historias de los mártires que dieron su vida por Cristo siempre me han conmovido profundamente. Inspirado por su compromiso, decidí unirme a los Salesianos: me atraía especialmente su dedicación a los jóvenes. En aquella época tuve el privilegio de oír hablar de misioneros salesianos que habían dejado a sus seres queridos para servir a los jóvenes en lejanos países de misión. Sus historias sembraron en mí la semilla de la vocación misionera. Este deseo se vio reforzado cuando, durante mi formación, fui enviado a Arabegama, Kotadenyawa y Ahungalla, en Sri Lanka, lo que me proporcionó una sólida base en el trabajo misionero y un profundo sentido del propósito de convertirme en misionero.
¿Está contento con su destino? ¿Tienes algún temor o preocupación sobre tu destino, la cultura y la gente?
Creo que un misionero es una persona que no elige un lugar concreto, sino que difunde el amor de Dios allí donde es enviado. Me han pedido que vaya a Albania y estoy entusiasmado por dos razones. En primer lugar, es un país de misión, donde la gente sufrió persecución bajo el dominio otomano y un régimen comunista. En segundo lugar, es un lugar que fue evangelizado por San Pablo. Doy gracias a Dios por elegirme y enviarme a este hermoso destino. Me ofrezco humildemente al Señor, reconociendo que soy un siervo indigno, elegido como su mensajero. No tengo temores ni reservas particulares sobre el nuevo lugar, cultura o entorno, porque confío en que Dios, que hace posible lo imposible, está conmigo.
¿Cómo reaccionaron sus familiares, amigos y cohermanos cuando les habló de su vocación misionera?
Todos conocían mi opción misionera desde mis tiempos de aspirante. Cuando expresé mi deseo de ser misionero, mi madre me animó a seguir adelante y cumplir el plan de Dios para mi vida.
¿Cuáles son sus planes y sueños sobre la vida misionera?
Aspiro a seguir siendo un humilde instrumento en las manos de mi Señor y a confiarme por completo a Él, que me conoce mejor que nadie. Mi esperanza y mi oración es permanecer fiel a mi llamada con un espíritu alegre, e inspirar esperanza a las personas que encuentre en mi vida diaria. Estoy decidida a superar con la gracia de Dios todas las barreras que se me presenten, especialmente aprendiendo idiomas, concretamente italiano y albanés, para conectar mejor con las personas a las que serviré.
¿Tiene en mente algún modelo de gran misionero cuyo estilo quiera imitar?
El P. Joseph Giaime SDB, un experimentado misionero italiano, que fue mi confesor durante mi periodo de noviciado en Sri Lanka. Dejó su patria como sacerdote y se dedicó al trabajo misionero en varios países, como Bután, Filipinas, Papúa Nueva Guinea, Tanzania y Nigeria. Era un hombre de oración, sencillez y trabajo duro, siempre disponible en todo lo posible para contribuir a la mejora de la comunidad. Su ejemplo me sirvió de gran inspiración para profundizar en mi vocación misionera.
¿Cuál es su mensaje a los jóvenes sobre la elección y la vocación misioneras?
La vocación misionera es un don maravilloso de Dios, una llamada a ser instrumento y mensajero de su amor. Por eso, quienes sienten esta vocación no deben tener miedo ni desanimarse, sino cultivarla poniendo plena confianza en Dios.