Don Costa, háblenos del sueño revelador que tuvo el pequeño Giovanni Bosco cuando tenía nueve años.
El sueño de los nueve años, uno de los muchos de Don Bosco, es el más revelador, el más indicativo de su futura misión. Don Bosco soñó mucho en su vida, a menudo contaba sus sueños y le encantaba jugar con ellos. El sueño al que me refiero ahora revela al pequeño Giovanni el método que debía elegir al acercarse a los jóvenes, a los niños, para que se transformen de lobos en corderos.
Don Bosco el santo de los jóvenes, ¿lo fue por su misión de socorrerlos, sabiendo conjugar la fe, el juego, el estudio y la oración?
Ciertamente, pero esto no limita la acción de Don Bosco, quien, a través de la regeneración de los niños y jóvenes, quería regenerar a toda la sociedad, a toda la Iglesia. Por eso decir “Don Bosco, padre de los jóvenes” es, estrictamente hablando, un error. Don Bosco apuesta por el mundo juvenil para a partir de ellos poder transformar toda la sociedad de los adultos”.
¿Cuál es el valor cristiano, la actualidad del compromiso de Don Bosco, que dio a luz una nueva forma de cuidar a los muchachos, en un período de gran convulsión social?
La actualidad se ve ante la coyuntura actual que vive el mundo de la juventud. La situación de nuestros adolescentes en Occidente y en Italia tras la pandemia es grave: soledad, suicidios, incapacidad de comunicar, marginación, miedo y la pobreza educativa son objeto de los relatos recogidos en el mundo de los jóvenes. Por eso, un método educativo como el de Don Bosco, que les ofrece el juego, el grupo, el encuentro, la paternidad a la que pueden aferrarse y apoyarse, es de extrema actualidad. Ayer los chicos eran abandonados por la sociedad, hoy en cambio se encierran en su mundo. El método educativo de Don Bosco los vuelve a poner en juego en la sociedad, en lo social y en la Iglesia.
¿Puede recordarnos el carisma de Don Bosco?
El carisma de Don Bosco fue muy grande, era una misión revolucionaria. Cuando Don Bosco comenzó su compromiso con los más jóvenes, estas generaciones estaban ignoradas y marginadas. De hecho, los muchachos eran juzgados por la sociedad principalmente como una fuente de delincuencia. Don Bosco tuvo una gran intuición, recordemos que en cuanto pedagogo era un hombre intuitivo y muy inteligente, con una vasta memoria, que tuvo la revelación de su misión no sólo a través de los sueños, como decíamos antes, sino también a través de fenómenos sobrenaturales.
En su opinión, ¿son realmente conocidos hoy su pensamiento y su herencia práctica y espiritual?
Se conocen hasta cierto punto, pues a Don Bosco se lo suele recordar solamente por ele aspecto exterior: un "sacerdote jovial y gozoso" que juega con los chicos en el oratorio. San Juan Bosco, en cambio, fue un gran asceta, con una intensa vida espiritual ligada a la Eucaristía, al amor al prójimo, a las opciones esenciales. Ya decía Pablo VI que para encontrar un santo como Don Bosco hay que pensar en san Benito de Norcia, en los padres fundadores de la Iglesia y de la vida religiosa.
¿De qué manera Don Bosco logra aún hoy hablarle a los jóvenes?
Aún logra hablarle a los jóvenes ofreciéndole su paternidad, su amistad, su cariño, a los niños que ya no encuentran esto en las familias, en la sociedad. Garantizando así la formación y el compromiso cristiano de los jóvenes, que ayer como hoy presentan los desafíos educativos más urgentes. Por lo tanto, para un niño que entra en un ambiente salesiano, ser "capturado" por el sistema educativo de Don Bosco significa obtener un hogar.
El salesiano del siglo XXI es "un hombre de esperanza", dijo Bergoglio. ¿Qué piensa de eso?
Esto es exactamente así, porque un salesiano del Tercer Milenio apuesta, como lo hizo Don Bosco, de un lado a la certeza del Cielo, del Más Allá, de un Dios Padre misericordioso; de otra parte, trabaja para que esta certeza transforme la vida cotidiana y también el futuro de cada joven.