¿Cómo te sientes en la comunidad de Tokio-Chofu (Japón) durante tu primer año de estancia?
En primer lugar, me gustaría dar gracias a Dios por esta oportunidad que me han enviado al Japón para trabajar con los jóvenes migrantes vietnamitas. Ahora, estoy en Chofu - comunidad ubicada en Tokio - Japón. Estoy feliz de vivir aquí porque esta es una casa de formación y la llamamos “tierra santa” de los Salesianos en Japón porque el cuerpo del “Padre Cimatti” se encuentra en este lugar y es también el lugar donde los jóvenes son formados por los Salesianos para ser Salesianos en el futuro.
Por otro lado, este es el lugar donde encuentro la paz y el apoyo del P. Tamura Nobuyuki, Rector, y otros hermanos de la comunidad. Especialmente, el P. Lap, que me ayuda a entender la cultura del pueblo japonés, y la situación de los jóvenes vietnamitas que viven en Japón. Además de la calidez de la aceptación de los hermanos, también disfruto de la belleza de la naturaleza que es realmente muy hermosa.
Te ves feliz en tu nueva misión. ¿Cuál es la fuente de alegría para usted ahora en Japón?
La fuente de alegría para mí en Japón es que tengo la guía y el apoyo de los salesianos en mi apostolado con la juventud vietnamita. Sin embargo, las historias de los jóvenes a los que se enfrentan en sus vidas me hacen feliz cuando los acompaño. Durante este tiempo he preguntado al pueblo vietnamita cómo me quieren y la respuesta ha sido justamente que me quieren como “religioso” como el P. Lap, el P. Hien, el P. Thuy, el P. Phu que son amados por el pueblo vietnamita porque también los quieren mucho. Estas cosas me hacen realmente feliz y es la fuente de mi alegría.
¿Cómo realiza su ministerio con los jóvenes trabajadores emigrantes vietnamitas?
Tengo la oportunidad de hacer apostolado los fines de semana en dos parroquias salesianas: Yamato y Hamamatsu (ambas en la diócesis de Yokohama) con un grupo de vietnamitas animados por las hermanas japonesas. La mayor parte de las actividades son de animación de grupos de jóvenes, organizando juegos de salón y compartiendo amistosamente después de la misa de cada domingo. Comparto con ellos algunos pensamientos para animarlos. Hemos comenzado a “compartir la Biblia” el sábado por la noche. Hay un salón parroquial en cada parroquia y se convierte en una oportunidad para los párrocos salesianos.
¿Cuáles son los desafíos de su nueva misión?
Los desafíos para mí en esta nueva misión son muchos, pero se convierten en oportunidades. El principal es aprender el idioma y adaptarse a la cultura del Japón; posteriormente responder a las necesidades de la juventud vietnamita y aprender a trabajar con otros religiosos y sacerdotes diocesanos. No hay muchos jóvenes que se unan a las actividades para los jóvenes después de la misa del domingo. Ya hay muchos sacerdotes diocesanos y otras congregaciones religiosas que se ocupan también de los migrantes vietnamitas. Y además nuestros jóvenes vietnamitas vienen a Japón principalmente por trabajo, muchos de ellos tienen dos trabajos a tiempo parcial, incluso el sábado y el domingo. También necesitan asistir a alguna clase de japonés, así que no tienen tiempo para ninguna otra actividad en la Iglesia. Aparte de la misa del domingo y la confesión, es bastante difícil tener otras actividades. Ahora tratamos de tener un recuerdo online para los jóvenes debido a la actual situación de la pandemia del Coronavirus.
