Los Salesianos se propusieron devolver la alegría que faltaba en los barrios más pobres y peligrosos y también devolver la infancia que se estaba perdiendo en las nuevas generaciones de Ciudad Juárez con lo que mejor sabía hacer Don Bosco: los juegos al aire libre. Así fue como surgió en 2012 la Brigada de la Alegría, dentro de los oratorios salesianos de la ciudad, y que hasta contó con ayuda estatal en los primeros años para trasladarse a casi una veintena de zonas como si fuera un circo itinerante.
Una furgoneta identificativa, camisetas, banderas y tambores son también hoy la tarjeta de presentación del grupo de salesianos y voluntarios que llegan a un parque al atardecer y dan vueltas con música y canciones llamando la atención de los más pequeños para animarles a participar en divertidas coreografías y juegos.
Alrededor de un centenar de menores se sigue uniendo a esta Brigada de la Alegría que, tras dos horas de música y juegos, concluye con un pensamiento aplicable a la vida diaria y una merienda para los participantes, a los que se invita a asistir al oratorio más cercano o a participar en la próxima visita a su zona.
En los últimos años la Brigada de la Alegría también visita dos veces por semana a los menores que se encuentran en el CERSAI (Centro de Rehabilitación Social de Adolescentes Infractores) de Ciudad Juárez, una de las prisiones para menores de entre 14 y 18 años por delitos de sangre, fuerza o secuestro. Como en los tiempos de Don Bosco, voluntarios y salesianos realizan juegos y dinámicas para que a la salida del centro puedan comenzar una nueva vida alejados de las pandillas y retomar los estudios. Incluso pasaron con ellos los días de Navidad durmiendo en sus módulos, experiencia que plantean repetir este año.
Alberto López Herrero
Fuente: Misiones Salesianas