El P. Silvio Galli nació el 10 de septiembre de 1927 en Palazzolo Milanese, fue el primero de ocho hermanos. Después de asistir al Instituto Salesiano de “San Ambrosio” de Milán, realizó el noviciado en Montodine (CR), e hizo su Primera Profesión Religiosa como Salesiano el 11 de septiembre de 1943 y la Profesión Perpetua en 1949. Fue Ordenado Sacerdote el 1 de julio de 1953, e inicia su vida pastoral en Varese donde hace una profunda amistad espiritual con Domenichino Zamberletti, un joven que murió en concepto de santidad.
Destinado a la casa de Bolonia, se licenció en Literatura y desde 1959 hasta el final de su vida estuvo en Chiari (Brescia), dedicándose en los primeros años a la enseñanza de los aspirantes a la vida salesiana y posteriormente, con el paso de los años, cada vez más al servicio generoso de los pobres, de los inmigrantes, de los presos, de los hambrientos, de los que no tienen casa, de los drogadictos, de los alcohólicos, de los enfermos mentales, de las diversas formas de pobreza material, espiritual y moral. Al acoger a tanta gente, ejerció el ministerio de la escucha, del consuelo, de la reconciliación y del exorcismo.
Animó y cuidó la formación de los Salesianos Cooperadores, de los miembros de ADMA, de los Exalumnos de Don Bosco y de los numerosos voluntarios que colaboran en su obra caritativa. Con la ayuda de generosos voluntarios y bienhechores, fundó el centro de acogida “Auxilium”. Con su vida y con sus palabras enseñó a descubrir y servir a Cristo en los pobres, dando testimonio de la caridad del Buen Pastor.
Se presentaba: “No soy más que un pobre sacerdote... Me sorprende que todas las personas afligidas por problemas, a veces con problemas que no se pueden resolver, vengan hacia mi persona… Solo con la oración, un arma poderosa, con la fe en la Virgen y en su Hijo Jesús, todos estos problemas pueden ser resueltos”.
Concluyó su vida terrenal el 12 de junio de 2012, rodeado de una amplia reputación de santidad y de signos. Con la Causa del P. Silvio Galli, el número de candidatos a la Santidad en la Familia Salesiana se elevó a 169.