Erigida como inspectoría en 1902, la presencia salesiana en Portugal sufrió un brusco paréntesis en 1910, debido a la revolución que derrocó la monarquía e inauguró el régimen republicano, en aquella época fuertemente antirreligioso. Como consecuencia, todas las congregaciones religiosas fueron expulsadas y sus propiedades confiscadas por el Estado.
A partir de 1920, la situación política cambió y las relaciones del Estado con la Iglesia mejoraron. Así comenzó también la restauración de la presencia salesiana. Constituida nuevamente como visitaduría en 1923 y reconocida canónicamente como inspectoría en 1938, se fue fortaleciendo cada vez más, primero en Lisboa, luego en todo el país y también en sus vastos territorios de ultramar: Cabo Verde, Mozambique, India (Goa), Macao y Timor Oriental. Esta expansión duró hasta finales de los años sesenta. En este “período de oro”, la inspectoría contaba con trescientos cuarenta y ocho salesianos distribuidos en veintitrés presencias, repartidas en siete territorios geográficos distintos, separados entre sí por miles de kilómetros.
En los años setenta, debido a la evolución de la sociedad, comenzó en Europa un período de fuerte repliegue religioso, con efectos negativos sobre la Iglesia y la Congregación, agravados en Portugal por graves trastornos sociales y políticos. Como consecuencia, se produjo una notable disminución de vocaciones.
A partir de los años ochenta, las casas salesianas de Timor Oriental se agregaron a otra Inspectoría oriental. Y en 2006, las de Mozambique se convirtieron en una visitaduría. De este modo, la inspectoría portuguesa adoptó su configuración actual, centrada en Europa y Cabo Verde.
Actualmente
Actualmente, la Inspectoría de Portugal está compuesta por diez comunidades religiosas. Hay ochenta y cinco salesianos, de los cuales cincuenta y cinco son sacerdotes, catorce coadjutores, dos diáconos permanentes y catorce clérigos.
La Inspectoría POR también se ha abierto a una colaboración recíproca con las circunscripciones de Timor Oriental, Angola, Mozambique y Congo, acogiendo a algunos de sus jóvenes salesianos en formación y beneficiándose al mismo tiempo de su labor educativo-pastoral.
Las diez presencias están distribuidas desde el norte hasta el sur del país, incluido el archipiélago de Madeira, y una presencia está situada en pleno océano Atlántico, en Cabo Verde, en la isla de San Vicente. La casa “Don Bosco” de Lisboa es la sede inspectorial.
De sus obras, siete albergan escuelas: cinco en territorio continental, una en la isla de Madeira y una en Cabo Verde, formando y educando en total a aproximadamente 10.000 alumnos. Las actividades extraescolares, que se llevan a cabo en casi todas las presencias, cuentan con la participación de cerca de nueve mil niños, jóvenes y adultos. Además, cientos de niños y jóvenes, junto con sus familias, reciben apoyo de los Servicios Sociales Salesianos, presentes en seis de estas casas.
La misión salesiana en Portugal y Cabo Verde también incluye once parroquias, ocho oratorios/centros juveniles y seis centros de servicio para la acción social.
Finalmente, la Familia Salesiana en el país comprende, además de los Salesianos de Don Bosco, a las Hijas de María Auxiliadora, los Salesianos Cooperadores, los miembros de la Asociación de María Auxiliadora, los Exalumnos, las Voluntarias de Don Bosco y los miembros de Canção Nova.
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