Los temas se dividieron en tres grandes áreas. En primer lugar, las claves interpretativas del modelo educativo pastoral salesiano; la importancia de la Comunidad Educativo-Pastoral y los diferentes sectores de la Pastoral Juvenil; las implicancias de la cultura de la reflexión y de la planificación en los diferentes instrumentos (Proyecto Orgánico Inspectorial, Proyecto Educativo Pastoral Salesiano Inspectorial).
En segundo lugar: la organicidad en la Pastoral Juvenil dentro de una Inspectoría, con la gestión de las comisiones y grupos en el ámbito pastoral inspectorial; la animación y coordinación inspectorial entre el Delegado de Pastoral Juvenil Inspectorial, el Inspector y su Consejo; la comprensión de la animación vocacional; la promoción de la ecología integral; el valor de la evangelización en el mundo digital y la oración con los jóvenes.
Por último: el liderazgo pastoral, el desarrollo de relaciones interpersonales significativas y la gestión de conflictos; los buenos hábitos para la vida emocional y la comunicación; la conversión de los hábitos personales (con atención a horarios saludables y a una carga de trabajo equilibrada); la integración de competencias personales y relacionales; el cuidado de la vida espiritual en el Delegado y la práctica de la Lectio Divina.
Cabe destacar la visita guiada a algunos lugares significativos de Roma que fueron escenario de la espléndida aventura del inicio del cristianismo.
“Ha sido una experiencia salesiana que ha reavivado el sentido de pertenencia a la Congregación, ha despertado el deseo de avivar en los hermanos la caridad pastoral y una atención hacia las nuevas periferias,” manifestaron los organizadores del curso. “El ejemplo de Jesús Buen Pastor, unido a sus palabras, trasciende la hora en que se enuncia para extenderse a lo largo de la historia humana y entrar en la vida de cada uno de sus discípulos. Como Salesianos hacemos del servicio fraterno a los jóvenes nuestro estilo, nuestra propia y específica acción. Entender la animación como servicio es, al mismo tiempo, una forma de obediencia al Señor Jesús y un acto de fidelidad a Don Bosco”.
“A servir/animar se aprende, también con una prolongada ascética de formación,” añade el Consejero General para la Pastoral Juvenil, Padre Miguel Ángel García Morcuende. Quien, finalmente, concluye: “Frecuentemente, el ejemplo de las Comunidades Educativo-Pastorales nos ayuda y nos impulsa. La animación inspectorial se convierte así, para los delegados inspectoriales, en una escuela del servicio evangélico; además, la inspectoría, incluso la más simplificada en la organización, crece y vive en el tiempo, gracias al modelo y la propuesta educativa y pastoral”.