El milagro que llevará a la Beatificación del Venerable Camilo Costa de Beauregard podría considerarse "histórico", con todo lo que ello conlleva en términos de pruebas presentadas. Se trata de una curación ocurrida el 28 de octubre de 1910 y el beneficiado fue el pequeño René, de Chambéry, quien había sufrido un "trauma ocular por fruto de bardana con lesión de la córnea y herida de la conjuntiva".
La persona sanada había nacido el 16 de octubre de 1899 y a los cinco años, en 1904, ingresó en el "Orphelinat du Bocage" de Chambéry, fundado por el Venerable Camilo Costa de Beauregard. El 26 de septiembre de 1910, mientras estaba en el camino a Chambéry con sus compañeros, jugando a lanzarse los frutos espinosos de la bardana (género Arctium), René fue golpeado en el ojo derecho por uno de ellos – para evitar problemas, en un principio, los niños contaron que el golpe había sido causado por una piedra levantada por un vehículo que pasaba rápidamente por la carretera.
René contará que, "en ese momento, pensé que estaba ciego, no pude abrir el ojo durante mucho tiempo porque el dolor era muy intenso". Al pequeño huérfano, recién regresado al Instituto, se le practicó de inmediato un lavado ocular y se le aplicó una pomada de iodoformo.
El 27 de septiembre siguiente fue el Dr. Antoine Denarié, Médico Encargado, quien visitó el ojo, aprobando el tratamiento prestado el día anterior por la hermana enfermera Joséphine Rigaud, de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul, que prestan su servicio en el orfanato fundado por Costa de Beauregard.
El 1° de octubre de 1910, al no haber ninguna mejora, la hermana Rigaud llevó a René al oftalmólogo Amédée Denarié, primo del Médico Encargado, quien encontró la situación grave. El oftalmólogo visitaría al pequeño huérfano nuevamente en los días siguientes, registrando la persistencia de los fenómenos inflamatorios "con tenacidad obstinada".
El 20 de octubre siguiente, al permanecer la gravedad de la herida en el ojo, en el clima de desánimo mencionado por el oftalmólogo, la hermana Rigaud inició una novena de invocación al difunto Canónigo De Beauregard, fundador del Instituto donde residían ella y el pequeño René. En la novena participaron el niño herido y toda la comunidad.
El 26 de octubre, séptimo día de la novena, en una revisión de la hermana el ojo apareció empeorado: al día siguiente ella aplicó en el ojo herido un trozo de tela que había tocado los objetos en uso del difunto Abbé De Beauregard, fallecido unos meses antes.
El 28 de octubre, último día de la novena, por la mañana, al retirar el trozo de tela con el que había curado el ojo herido, se observó que el ojo estaba sanado.
El 2 de noviembre de 1910 a las 9:30 a.m., el oftalmólogo Denarié dijo: "el ojo está completamente curado: no hay rastro de inflamación en la conjuntiva, que ha recuperado su color blanco normal, la córnea ha recuperado su brillo y su aspecto natural".
El 5 de noviembre siguiente, el oftalmólogo Denarié visitó nuevamente a la persona sanada, certificando que "la curación permanecía completa".
