Por: P. Francesco Motto SDB
La Masacre de las “Fosas Ardeatinas” fue una represalia nazi, ordenada en persona por Hitler, a raíz de un ataque del grupo partisano GAP (Gruppi d'Azione Patriottica) el 23 de marzo de 1944 en Roma, Via Rasella. Hitler se enteró del suceso y mandó ejecutar como represalia 10 italianos por alemán muerto, aunque al final se redondeó la suma a 335 civiles. La matanza fue organizada y dirigida por Herbert Kappler, comandante de la Gestapo en Roma y responsable de la redada del gueto judío en 1943 y de las torturas contra los partisanos detenidos en la cárcel de Via Tasso
En la tarde del día siguiente, 335 hombres sacados de la cárcel y del cuartel general de los nazis, entre presos políticos, judíos, otros detenidos por delitos menores, fueron llevados para ser ejecutados en la antigua cueva de Vía Ardeatina, al que los salesianos del "Instituto de San Tarcisio accedían a través de varias entradas”.
Varios salesianos de la comunidad, que realizaban el trabajo de guías en las catacumbas cercanas de San Calixto, pudieron observar a los soldados que bloqueaban las vías de acceso y en los camiones se encontraban los “condenados a muerte”. La ejecución duró desde las 15:30 hasta las 20 horas del 24 de marzo, seguido por dos fuertes explosiones, aunque las últimas detonaciones se escucharon hasta las 14:30 del día siguiente. La ejecución fue dado a conocer por los medios de comunicación oficiales en la noche del 24 de marzo.
La primera confirmación de la matanza la tuvo la mañana del sábado 25 de marzo el salesiano de Hungría, Louis Szenik a través de una breve conversación con dos soldados alemanes y deduciendo las frases de una llamada telefónica hecha por un oficial alemán desde las oficinas de los Salesianos.
Sabedores de la situación, tres salesianos de la comunidad realizaron una inspección en las excavaciones y lograron divisar los cuerpos de los muertos, y por medio de un salesiano "acreditado" en el Vaticano, enviaron un mensaje al Papa. En la noche del sábado 25 y el domingo 26 de marzo, los salesianos llegaron hasta las cuevas para orar y llevar flores. A pesar de las estrictas reglas para visitar el lugar de la matanza, se convirtió en un lugar de peregrinación de muchas personas en busca de sus seres queridos. El 1 de abril, los alemanes hicieron explotar una bomba para impedir manera permanente el acceso a la misma.
En la segunda quincena de abril, llegó a manos del Director de la comunidad de San Calixto, una lista completa de las víctimas, de modo que se pudo dar noticias definitivas, aunque a veces triste, a los que lo requerían alguna información.