No solo es posible, sino que es urgente que la Iglesia vuelva su mirada a la comunicación, finalmente evangelizar es comunicar. Y la comunicación del Evangelio es responsabilidad de todo cristiano. El mandato misionero de ir y evangelizar a todos los pueblos está en la raíz y en el origen del cristianismo. Conforme a la Encíclica del Papa Juan Pablo II, Redemptoris Missio: “el primer areópago de los tiempos modernos es el mundo de la comunicación (...). No es suficiente, por lo tanto, usarlos para difundir el mensaje cristiano y el Magisterio de la Iglesia, es necesario integrar el mensaje en esta nueva cultura, creada por las modernas comunicaciones.
Comunicar: la cultura de los jóvenes
Es posible constatar que la cultura de la comunicación se centra directamente en la forma en que los jóvenes viven, se relacionan, organizan su tiempo, ven el mundo. Pensar la Educomunicación en el ambiente eclesial es la mejor manera de acercarse a las culturas juveniles y hacer que el Evangelio sea significativo para los jóvenes.
La gran meta de la Educomunicación es crear ecosistemas comunicativos. El ecosistema comunicativo es el ambiente educativo evangelizador, el clima de familia, que permite el sentido de comunidad. De esta manera, cada parroquia, cada comunidad eclesial puede considerarse un ecosistema en el cual cada persona, cada acción realizada, cada palabra dicha o elección, sean elementos constitutivos esenciales que definen lo que queremos comunicar.
Evangelizar es comunicar
Vale la pena reflexionar sobre cómo nuestras parroquias son capaces de acoger esas nuevas culturas juveniles. Los jóvenes quieren ser actores, sujetos de los procesos, aunque a menudo tienen dificultades para insertarse en los modelos institucionalizados. Si evangelizar es comunicar, ¿quién entiende mejor la comunicación que los propios jóvenes?
El uso constante de las tecnologías digitales cambia la forma en que los jóvenes leen el mundo. Las palabras, a menudo, suenan desagradables y en un mundo mediático, una imagen vale más que mil palabras. Aquí encontramos un primer desafío. El cristianismo es una religión que se fundamenta en la Palabra, entonces: ¿cómo educar a los jóvenes para la escucha de la Palabra, tanto de la Palabra de Dios, como de los signos de Dios en su propia vida? Y aún: ¿cómo aprovechar toda la cultura de imágenes que es característica del catolicismo?