¿Qué páginas de la Escritura nos ayudan a centrar la mirada en los jóvenes?
Diría que todas las páginas, porque lo importante no es a quién dirigimos la mirada sino si nuestra visión re-presenta la mirada de Dios.
La actitud de preferencia de Jesús por los niños en las enseñanzas o en algunos milagros, ¿qué papel juegan en la predicación del Reino de Dios?
Un papel decisivo, aunque normalmente poco apreciado. Las preferencias de Jesús por los niños son, en primer lugar: santo y seña de las “debilidades” de su Dios por los más débiles; con su trato privilegiado con ellos Jesús desvela la opción de su Padre. Y segundo, hace del niño, desvalido e insignificante, modo y medida de la conversión del discípulo que desee entrar en el reino.
Discernir es descubrir la huella de Dios. Un personaje ha quedado inmortalizado para posteridad como joven, aquel muchacho bueno pero que era muy rico como para dejarlo todo y seguir al Señor. ¿Este aparente ‘fracaso’ de Jesús qué lecciones nos puede aportar?
No sigue a Jesús quien es bueno, y aquel joven lo era tanto como para extrañar a Jesús cuando afirmó que había cumplido toda la ley desde su juventud. Ni sigue a Jesús quien es llamado y amado por él: hay que amar a Jesús más que a nadie, más que a todo. Tener algo tan bueno que no lo podamos perder nos hace perder a Jesús y al buen Dios.
El sínodo ha querido reflejar, desde el propio título, la fuerza del discernimiento y este no es posible sin conocer y sin ser capaz de rezar la Palabra de Dios. ¿Puede ser un momento de impulso para una mayor difusión de la Biblia entre los más jóvenes?
Debería serlo. Discernir es descubrir la huella, el paso, del Dios vivo en la propia existencia y en la historia humana. Pero Dios es solo apreciable en su Palabra. Quien no la escucha – y para escucharla, hay que venerarla y rezarla – no se encuentra con Él.