España – “Nada de cuidarnos a nosotros mismos... Esta no es la imagen, ni la realidad, ni el lenguaje de los salesianos de Don Bosco ": P. Ángel Fernández Artime

(ANS – Madrid) – “Nada de carrerismo, nada de ‘cuarteles de invierno’, nada de cuidarnos a nosotros mismos... Esta no es la imagen, ni la realidad, ni el lenguaje de los salesianos de Don Bosco. Vamos a intentar seguir, y no perder el tren”. El P. Ángel Fernández Artime habla con firmeza en esta entrevista. Es el responsable de la segunda congregación religiosa masculina del mundo, con 15.000 consagrados (a poco menos de un millar de los jesuitas).

Viene de Angola y Mozambique. Antes estuvo en India, y antes en Brasil. ¿Cómo se vive con las maletas siempre hechas?

Físicamente es muy exigente, los ritmos son inhumanos… Visitas comunidades, grupos y asambleas, con jornadas de 15 o 16 horas. Escuchando mucho... hace falta una buena salud, pero no falta la fuerza física personal, y especialmente la fuerza que viene de la fe, de la vocación y de tanta gente que te tiene en su corazón y en su pensamiento.

Esas visitas le permiten tener una visión, una radiografía, bastante completa sobre la situación de la Iglesia, y del mundo. ¿Cuál es el diagnóstico del Rector Mayor sobre la salud de la Congregación Salesiana y de la Iglesia?

Nuestra congregación está presente en 132 países, y eso permite tener una visión bastante completa. Después de casi 4 años en ese servicio como rector mayor, la veo con una gran serenidad. Estamos viviendo unos años de una profunda serenidad, que no de la paz del cementerio, no. Veo mucha vitalidad, mucha fuerza, una fuerza que no está en el poder, en tener éxito, sino en el servicio… Estamos pensando en llegar a otras tres presencias: Gambia, Malasia y, a partir de enero, en Uganda, en el nuevo campo de refugiados. La congregación va haciendo un camino muy bonito, con una serenidad que me habla de claridad en lo que vamos; serenidad interior; grandísima fuerza en el trabajo compartido laicos-religiosos.

-Europa, ¿está dejando ser el centro de muchas cosas en la Iglesia?

Esa es la realidad que estoy contemplando, pero vamos haciendo camino. Tenemos muy claras algunas líneas que nos hemos marcado desde el Capítulo general. Primero, el de vivir nosotros, como consagrados. No somos prestadores de servicios sociales, no somos una ONG bien organizada con 15.000 miembros. Somos una congregación con hombres de fe consagrados, y ese es el testimonio que queremos ofrecer. Allí donde se intenta silenciar a Dios, que Dios pueda tener un modo de ser visible por medio de nuestra vida, por lo que somos y lo que hacemos. Y en el mundo donde estamos, donde la realidad de España o Nairobi son diferentes.

Un segundo campo está siendo el de responder permanentemente a las prioridades que son los muchachos, muchachas y jóvenes y, entre ellos, los más necesitados, sabiendo que los contextos en cada lugar son diferentes. Pero, cuando hice la visita en España, hace ya un año, confirmé gratamente algunas cosas. Por ejemplo, que España no es un lugar pobre, pero las opciones por la formación profesional, por los ciclos, por quienes no siguen los mismos ritmos de quienes tienen más capacidades, y la respuesta de nuestros pisos y acogida y redes sociales, con más de 50 hermanos con dedicación completa me iluminó mucho. Porque el peligro es pensar: 'Bueno, trabajamos con los africanitos', pero aquí tenemos mucho que hacer, y se hacen muchas cosas, llegando a familias y chicos que están en otro nivel, en una vulnerabilidad de la que nunca se habla. Es la pobreza silenciada. En ese sentido, y espero que no se lea como un triunfalismo: creo que en la familia salesiana seguimos atentos a no descuidarnos de estos.

-¿Ustedes son la segunda Congregación, justo por detrás de los Jesuitas?

La primera son los jesuitas, que tienen unos mil algo más que los salesianos. No es cuestión de números, pero somos una congregación significativa.

Nosotros, como hijos de Don Bosco, nacimos en las periferias. Alguno podrá decir: los salesianos están con los ricos, y yo les digo 'No es verdad'. La opción preferencial, en el 85% de las obras, es con la gente humilde y con los más pobres. Y lo digo porque conozco la situación límite que tenemos en todas las obras de Asia, África, algunas partes del este de Europa y buena parte de América Latina. Pero incluso en Europa occidental estamos atentos a esas vulnerabilidades que no se ven.

En cuanto a las escuelas, acabo de volver de Mumbay, y me encontré con 1.500 muchachos y muchachas, recogidos de la calle, en decenas de obras Y luego fui a un Jubileo de una escuela de élite, y plantee en a los educadores: '¿Qué tenemos que hacer con esta escuela, la tenemos que cerrar? Muchos de los chicos tienen un poder adquisitivo e influencia social grande. Mi respuesta: 'Dependerá de nuestro fruto educativo para que esta escuela tenga sentido o no.. Si no es escuela salesiana, si no se educa en identidad cristiana (y lo de identidad cristiana no siempre se identifica con práctica cristiana. Hay muchos hinduístas, muchos musulmanes, pero con identidad cristiana y salesiana), si no educamos de modo que nuestros alumnos tengan una clara conciencia social, un sentido de justicia e igualdad... Que si luego uno tiene una empresa no explote a sus trabajadores, que salga con una conciencia social. Si es así, la escuela hace una gran labor social, educativa y religiosa. Si no es así, para formar en un neoliberalismo, podemos cerrarla.

Fuente: www.periodistadigital.com 

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