Es usted uno de los obispos pastoralistas, más importantes de América Latina
No creo que sea así, pero bueno. Yo soy salesiano, formado en el carisma de san Juan Bosco. He trabajado siempre con los jóvenes, me hice sacerdote salesiano para ello.
Está de moda América Latina.
El Papa ha venido del Sur, y pareciera paradójico que en un momento con tantos problemas políticos, sociales y económicos, la evangelización plantada en América Latina ha dado sin duda grandes frutos, como para tematizar estas intuiciones que el Papa propone.
¿Venezuela llora? Estuvo en España el arzobispo de Maracaibo, y lloraba públicamente hablando de Venezuela.
Sí, es una situación muy difícil la que estamos viviendo por el hambre de nuestra gente sencilla. Porque este modelo político que se quiere imponer, el llamado socialismo del siglo XXI (una revolución socialista que se profesa como comunista), lo que ha traído en 18 años es pobreza y es exclusión.
Por lo tanto, en este momento, como lo hemos expresado los obispos, hay dolor, hay llanto, hay sufrimiento de hambre y otras carencias de básicos entre nuestra gente, como la falta de medicinas, por las cuales muchos pacientes mueren día a día.
Venezuela recibió muchos inmigrantes de España, de Portugal, de Italia, de Siria, del Líbano y de América Latina de muchos lugares, Colombia, Perú, Ecuador, república dominicana, Chile, Argentina… Actualmente han salido ya más de 2 millones de nuestros jóvenes.
No tienen futuro en el país
Salen porque no encuentran futuro en el país, porque no hay una calidad de vida y por la amenaza de la gran violencia, casi 30.000 muertos cada año por esta causa.
Tenemos esperanza en la paz, en nuestro pueblo y en lo que el Papa pueda ayudar. Ì Nosotros creemos que el Papa pueda ayudar, precisamente porque es respetado por ambas figuras, y puede favorecer el ir forjando el camino de entendimiento y de negociación para salir de la crisis que estamos viviendo. Con razón, monseñor Ubaldo lloraba por Venezuela en Comillas el otro día. No es otra cosa que la expresión del llanto de mucha de nuestra gente pobre, que todos los días llora, sufre y muere por esta situación de injusticia.
Fuente: por JOSÉ M. VIDAL – Religión Digital