"Lo más importante es que los estudiantes se acerquen a Dios, y debo dejarles que se sumerjan en la alegría y en el amor a Dios. Al mismo tiempo, también es importante ayudar a los maestros a entender el sistema preventivo de Don Bosco, que muestra cómo usar la bondad para ser un buen amigo con los estudiantes, sin tener que recurrir a castigos”.
Cada escuela tiene sus propias directrices y sus orientaciones, y se convierte en un gran desafío para hacer un plan para las distintas escuelas. Trato de hablar con los directores y los maestros para aprender sobre la escuela y sobre los estudiantes, a fin de hacer un plan adecuado frente a las situaciones y a las condiciones. Aunque hay muchas dificultades y retos, estoy feliz de hacer frente a todos los retos que me llega, porque en realidad no debo tener miedo cuando se está en presencia de Dios, que me ayuda y me protege. La única cosa que puedo hacer es poner todo mi trabajo y a todos los jóvenes a Dios, hago las cosas de la mejor manera para cumplir con lo que puedo hacer, y Dios hará el resto. Creo que si son mayores las dificultades y los desafíos, mayores serán las bendiciones recibidas de Dios.
Todos los días me pregunto: “¿He visto a Dios en los niños y en los jóvenes con los que me he encontrado?”. Luego, en mis pensamientos y en mis oraciones, me doy cuenta de que Él me envía sus bendiciones y su amor a través de los niños y los jóvenes. Me siento realmente bendecido y amado por Él”.