Hemos llegado al final de mi mandato como Consejero General para las Misiones.
Es un momento oportuno para dar un paso atrás y mirar hacia adelante.
La labor misionera de la Congregación no sólo va más allá de nuestros esfuerzos, sino también de nuestra visión.
En nuestro tiempo de servicio sólo realizamos una fracción de la misión de Don Bosco.
Ninguna iniciativa es completa.
Ninguna visita de animación revitaliza completamente.
Ningun envío misionero satisface todas las necesidades de las misiones.
Ninguna orientación misionera prepara plenamente para afrontar los desafíos.
Ningun POI o PEPS realiza plenamente la misión de la Congregación.
Plantamos las semillas que un día crecerán.
Regamos las semillas ya plantadas, sabiendo que darán abundantes frutos en el futuro.
Cultivamos plantas que darán frutos mucho más allá de nuestras expectativas.
Sentamos las bases de iniciativas que necesitarán un mayor desarrollo.
Nuestro trabajo puede estar incompleto, pero es un comienzo, un paso en el camino.
Esto nos da una sensación de liberación al darnos cuenta de que no podemos hacerlo todo.
Y es una oportunidad para dejar que Dios haga el resto.
De hecho, las conclusiones son ocasiones propicias para aceptar con humildad que nunca veremos los resultados finales de todos nuestros esfuerzos.
Esto significa ser humildes trabajadores en la viña del Señor, no el Señor de la Misa, siervos-líderes, no mesías!
¡GRACIAS!
Quisiera expresar mi más sincero agradecimiento a los miembros del equipo del Sector para las Misiones: P. Pavel Ženíšek, P. Eric Mairura, P. Reginaldo Cordeiro, Marco Fulgaro, y a los Coordinadores Regionales de Animación Misionera (P. Arun Charles, P. Marcelo Edwin Coronel, P. Tiago Eliomar, P. Robert Falzon, P. Privat-Ignace Fouda Bieme, P. Sunny Palamthattel), a los Delegados Inspectoriales de Animación Misionera y a los miembros de los Equipos Asesores de VMS, Procuras Misioneras y Museos Misioneros por nuestro maravilloso ministerio de colaboración en la promoción del espíritu y compromiso misionero en toda la Sociedad (C 138).
LA FUERZA DE ABRAZAR LA VOLUNTAD DE DIOS
El deseo más profundo de mi corazón ante el Señor es concluir mi servicio y regresar a mi Inspectoría madre como hermano ordinario después del CG29 debido a su desesperada y urgente necesidad de personal.
Espero que los miembros del 29º Capítulo General me permitan cumplir este deseo.
Sobre todo, rezo para tener la fuerza de aceptar la voluntad de Dios para mí y abrazarla de todo corazón.
¡Gracias de corazón a todos!