¿Puedes presentarte?
Soy Jorge da Luísa João, salesiano de la Inspectoría "Mamá Muxima" (ANG) y próximo misionero en la Inspectoría "Sant'Antonio" (POR). Soy la menor de los siete hijos de João Quicuala y Luísa Mucano. Nací en Bengo el 27 de abril de 1992, en la región de Coxe-Dembos, concretamente en la aldea de Cassumba Caxiaquiama, y allí recibí los sacramentos en la parroquia de Santa Teresa del Niño Jesús, patrona de los misioneros, precisamente en las fiestas a ella dedicadas.
¿Qué te inspiró a tomar la decisión de ser misionero?
Mi vocación misionera comenzó con la invitación de Jesús a "ir por todo el mundo y predicar el Evangelio" (Marcos 16,15), pero sobre todo en 2016, cuando entré en contacto con los vídeos misioneros que veíamos los viernes en la comunidad salesiana de Benguela, donde hice el aspirantado externo. Luego, durante las demás etapas, fui madurando esta llamada, gracias al acompañamiento de mis directores espirituales y de todo el personal con el que entré en contacto. Intenté escuchar a todos y ver en ellos el sentido y la necesidad de ser misionero.
¿Estás contento con el lugar al que vas? ¿Tienes temores o preocupaciones sobre el nuevo sitio, la cultura y la gente?
Sí, estoy muy contento con el lugar que me han asignado y lo estaría aunque fuera en otro sitio, porque mi mayor alegría es anunciar a Cristo allá donde vaya. En cuanto a mi destino, tengo una gran ambición por la alegría y la fuerza de sus jóvenes. Creo que es un buen sitio para sembrar la semilla de Cristo y hacerla crecer y dar buenos frutos. Porque, como decía Don Bosco, 'el diablo teme a las personas alegres'.
¿Cómo reaccionaron sus familiares, amigos y hermanos cuando les habló de su vocación misionera?
Los miembros de mi familia, especialmente mis padres, se alegraron mucho de mi vocación misionera. Mi familia está profundamente agradecida a los misioneros. Porque gracias a ellos el Evangelio ha llegado a la gente de mi pueblo, y no solo el Evangelio, sino también la gran contribución social que han hecho a mi región, y quizás al país en general.
¿Cuáles son sus planes y sueños para la vida misionera?
Mi mayor sueño misionero es dar toda mi vida, o mejor dicho, trabajar duro en la tierra de misión y ser enterrado allí, igual que los misioneros que lo dieron todo por Angola y cuyos cuerpos descansan en suelo angoleño, por amor a Cristo, el gran misionero.
¿Tiene en mente algún modelo de gran misionero cuyo estilo y vida quiera seguir?
Me resulta muy difícil indicar un modelo de misionero. Porque en cada misionero encuentro y extraigo lo mejor que puedo para fortalecer mi celo apostólico, y si tuviera que nombrarlos, no cabrían en este espacio.
¿Cuál es su mensaje a los jóvenes respecto a la opción y vocación misionera?
Queridos jóvenes, aprovechemos las cualidades de la juventud para el anuncio del Evangelio, especialmente en las regiones donde más se necesita la fuerza juvenil. No tengáis miedo de vuestras limitaciones, porque Dios nunca nos dejará solos en esta misión.