Faltan menos de dos meses para la JMJ de Lisboa. En la comunidad "del Borgo", activa desde 1945 en la protección y acogida de jóvenes procedentes de situaciones difíciles, los preparativos se realizan junto a los chicos. La educación y la sensibilización son las directrices. "Me acuerdo de uno de los chicos que implicó con convicción, e incluso sin vacilar, a sus compañeros de colegio y a sus familias para hacerles entender y comprender el alcance de este acontecimiento", afirma Do Cimini.
Los jóvenes del Borgo que se han sumado a la propuesta de la JMJ son cincuenta. Desde el pasado mes de septiembre y hasta mayo, la comunidad ha organizado numerosas actividades para los que se van, incluida la autofinanciación. Para gran sorpresa de los educadores, la iniciativa tuvo un éxito inesperado, incluso entre los que no participarán en el evento. "Los jóvenes se sintieron personalmente implicados y se involucraron con la conciencia de que todo apunta a un objetivo que no solo les concierne de cerca, sino que también representa una experiencia real, tanto de carácter comunitario como religioso", subraya el Padre Cimini.
Además de la autofinanciación, en vistas a la JMJ, la comunidad salesiana se ha comprometido en el acompañamiento educativo de los jóvenes. El Padre Cimini, que parte con los jóvenes, cuenta un episodio que tuvo lugar en la Basílica del Sagrado Corazón, situada cerca de la estación Termini de la capital italiana, también gestionada por los salesianos. "Compartimos un emotivo momento de oración con los chicos de Roma y del Lacio vinculados al mundo salesiano que participarán en la JMJ. La celebración se realizó en el altar de María Auxiliadora, un elemento arquitectónico que el mismo Don Bosco quiso aquí en Roma. Para mí también fue indicativo, dado que el tema de la jornada de Lisboa gira en torno a la figura de María".
En un videomensaje dirigido a quienes participarán en el evento de Lisboa, el Papa Francisco les animó a esperar esos días con esperanza, "porque crecemos mucho en una Jornada como esta". "La Iglesia -dijo el Papa- tiene la fuerza de los jóvenes. Así que, adelante". De acuerdo con estas palabras, el Padre Cimini añadió: "Si tuviera que pensar en la esperanza, además de en Jesucristo, pienso en los jóvenes. Como si quisiera encontrarle un sinónimo, solo me viene a la mente el término muchachos". Frente a los muchos "defectos" que se pueden atribuir a las nuevas generaciones, "estoy convencido de que los jóvenes son esponjas que absorben todo lo que sucede a su alrededor y, como tales, creo que deben ser educados a lo largo del tiempo, hasta que se transformen en filtros, capaces de hacer aflorar todo lo bueno que hay en el mundo".
La vivacidad y la energía de los chicos representan el núcleo de la JMJ. De hecho, el Padre Cimini está convencido de que los jóvenes tienen un plus: "A pesar de que algunos de los menores que acogemos vienen de la calle o tienen situaciones familiares difíciles, tienen una gran capacidad para leer las situaciones de una manera mucho más fresca. A veces parece que no te hacen caso", concluye el sacerdote, "pero en realidad, cuando mantienes un diálogo serio, te das cuenta de cuánto queda de lo que decías antes, de cuánto no era solo una semilla tirada en el asfalto".