¿Elegiste el destino o te lo asignaron? ¿Estás feliz con eso?
El salesiano no elige su misión, la recibe como voluntad de Dios. Cuando supe que el Sucesor de Don Bosco me enviaría a la Patagonia, donde Don Bosco envió a los primeros misioneros salesianos, me quedé sorprendido y feliz.
¿Cómo tomaron las personas cercanas tu decisión misionera?
Mis papás y amigos pronto se dieron cuenta de que yo era parte de una congregación religiosa abierta al mundo. Durante la formación inicial estuve en Togo, Senegal, Camerún y en varias ciudades de mi país. Como sacerdote también he estado en Gabón y en la República Centroafricana, parte de la Visitaduría de África Tropical Ecuatorial (ATE). En definitiva, mi vocación misionera no le sorprendió a nadie.
¿Tienes dudas o temores sobre la nueva cultura, la nueva realidad…?
Dejar el entorno ordinario de uno siempre suscita aprensión. Aprender otro idioma es ciertamente un desafío, pero haré todo lo posible para superarlo. En cuanto a las otras dificultades inherentes al cambio cultural, sé que los salesianos me recibirán y cuando uno está con hermanos, se es apoyado, no se está solo.
¿Qué proyectos o sueños tienes para tu misión?
Los de todo misionero: proclamar a Cristo, con predilección por los jóvenes, porque soy salesiano.
¿Tienes modelos misioneros que deseas seguir o imitar?
Mi modelo fundamental es Cristo, que no dudó, Él que era igual a Dios, se humilló para hacerse servidor de los hombres.
La vida misionera es ante todo evangelización y celo pastoral de las almas. ¿Te sientes preparado en este sector?
Es la pasión por Jesús y por su mensaje de amor al mundo entero es lo que me empuja a ir más allá, tras las huellas de San Juan Bosco. Confío en que la gracia divina no me fallará y por mi parte estoy dispuesto a emplear todas mis fuerzas en ello.
¿Quieres enviar un mensaje a tus hermanos o a los jóvenes?
Quisiera decirles a mis hermanos que nuestra vocación común es esencialmente misionera. Y estoy convencido de que todo hijo de San Juan Bosco que vive las Constituciones salesianas tiene generosidad, celo y ardor misionero. Y también puede estar disponible para llegar más allá.
A los jóvenes simplemente les digo: permanezcan abiertos a las llamadas de Dios en su vida; el mundo de hoy nos ofrece muchas cosas, pero la verdadera felicidad se encuentra en Dios.