¿Cómo nace este encargo?
Tenemos que volver al camino hecho por la Congregación en los últimos 25 años, comenzando con el 24º Capítulo General, con el tema "Salesianos y Laicos". Posteriormente en 2004, el entonces Rector Mayor, P. Pascual Chávez, invitó a repensar la misión salesiana de manera cada vez más compartida con los laicos. Y especialmente en los últimos dos años el tema se ha profundizado cada vez más, también porque uno de los núcleos temáticos del 27º Capítulo General fue “la misión compartida”.
¿En qué consistirá su futuro trabajo?
Partamos de un hecho es que no empezamos de cero. En muchas inspectorías europeas ya existen excelentes caminos pedagógicos, pastorales, carismáticos y de espiritualidad salesiana. La idea es mejorar, sitematizar y estructurar las experiencias ya existentes. En casi todas las Inspectorías hay cursos ocasionales, que sin duda tendrán que ser articulados.
Un segundo paso será hacer una propuesta continental para fortalecer esta formación: formar Salesianos y laicos que puedan aportar su contribución en los cursos de formación local.
Por lo tanto, en este momento me dedico principalmente a reunir y compartir los recursos ya disponibles, así como las expectativas.
Queremos realizar un proyecto estratégico y operativo que se discutirá con las Inspectorías y con quienes ya han participado en la reflexión en los últimos años. Seguiremos el principio de la sinodalidad. No queremos un proyecto que venga impuesto, sino un proyecto que presuponga todo el camino a seguir y que sea la expresión y participación de todos los involucrados.
¿Cuál es el alcance del proyecto?
En una primera constatación nos encontramos con un promedio de 25 mil laicos directamente involucrados en nuestras obras salesianas. Inmediatamente están los miles de jóvenes que participan en el Movimiento Juvenil Salesiano (MJS), muchos de los cuales provienen de inspectorías que ya tienen cursos de formación con cierta tradición. También está floreciendo el campo del Voluntariado Misionero Salesiano y todos aquellos voluntarios que están involucrados pastoralmente en nuestras obras. Por último, también está el inmenso campo de los laicos que pertenecen a la Familia Salesiana.
¿Qué trae consigo después de 12 años como Consejero General?
En primer lugar, la gratitud a todos los que se dedican a la Pastoral Juvenil. En segundo lugar, me siento mucho más rico hoy, porque en estos años hemos vivido el método de discernimiento, tan querido por el Papa Francisco y tan querido por nuestro fundador, Don Bosco. Y, sobre todo, llevo conmigo el deseo de los laicos de formarse en el carisma y la sed de los jóvenes de encontrar educadores significativos que les ayuden a descubrir el sentido de la vida.