El P. De Santis nació en 1950 y en 1983 abandonó Italia para llegar a la casa salesiana en Clairvaux. “Inmediatamente comencé a ayudar a niños pobres, huérfanos y abandonados. – Nos cuenta - En estos 33 años de misión no he perdido la alegría de trabajar como misionero, ni la esperanza de ver florecer la Congregación, a pesar de las dificultades que conocí en el camino”.
No fue fácil trabajar en un país como Madagascar, pero del P. De Santis contó con el apoyo de la población local, que se consideran amigos los Salesianos, benefactores de sus hijos, sacerdotes dedicados a eclesiales servicio, promotores de iniciativas de desarrollo y acompañamiento de las personas de las misiones que nos han sido confiadas. “Ahora esta gente y esta cultura se están convirtiendo en mi herencia cultural y espiritual”.
“¡He viajado por todo Madagascar!” – Señala – “He sido Ecónomo Inspectorial, Director, Director, Ecónomo, Responsable del Centro de Formación de Mahajanga. Posteriormente he sido Inspector en Ivato, luego en Betafo, donde hacía misiones en medio de las iglesias rurales y en las montañas... Y también el trabajo con los aspirantes y con los 1,000 estudiantes de secundaria y preparatoria. He regresado al punto de partida a Clairvaux, es decir a ‘mi casa’”.
Con esta historia, el P. De Santis, es testimonio de las dificultades y de las satisfacciones de la vida misionera: “Al principio no fue fácil. Fue un shock cultural y social cuando llegué a un mundo completamente diferente y totalmente desconocido, de hecho impensable (...) Pero la Congregación Salesiana tiene un futuro hermoso en este lugar donde los muchachos y los jóvenes vienen a encontrarnos con sincera esperanza”.
Mayor información se encuentra disponible en el sitio web “Missioni Don Bosco”.