RMG – Los misioneros de la 155° Expedición Misionera Salesiana: Krešo M. Gabričević, de la Inspectoría de Croacia (CRO) a la Visitaduría de Papúa Nueva Guinea y las Islas Salomón (PGS)

(ANS – Roma) – Continuamos hoy escuchando las voces de los nuevos misioneros pertenecientes a la 155° Expedición Misionera Salesiana, quienes el domingo 29 de septiembre recibirán del Vicario del Rector Mayor, Padre Stefano Martoglio, la cruz misionera. Hoy nos acompaña Krešo Gabričević, quien desde Croacia partirá hacia Oceanía, concretamente a Papúa Nueva Guinea. 

Hola Krešo, preséntate… 

Soy Krešo Maria Gabričević, salesiano perteneciente a la Inspectoría de Croacia (CRO). Tengo veintisiete años y acabo de terminar mis estudios de filosofía en el posnoviciado en Roma. Estoy feliz de emprender la vocación misionera y continuar mi vida salesiana en la Visitaduría de Papúa Nueva Guinea y las Islas Salomón (PGS). 

¿Qué te inspiró a elegir ser misionero? 

Sentí un llamado profundo en el corazón, como una respuesta a la invitación de Don Bosco de caminar junto a los jóvenes más pobres y olvidados. Su sueño de llevar esperanza, educación y el amor de Dios, incluso a los rincones más remotos del mundo, encendió en mí un ardiente deseo de entregar mi vida al servicio de los demás. Ser un misionero salesiano significa vivir con pasión la propia consagración y construir un futuro mejor para los jóvenes, ofreciéndoles no solo formación académica, sino también una casa, una familia, un lugar donde se sientan amados. En el fondo, siento que Jesús me dice cada día: “¿A quién enviaré?”, y el amor de Cristo me impulsa a ir más allá, a dejarlo todo para encontrar al otro y hacer de mi vida un don para los más necesitados.

¿Estás feliz con el lugar al que te diriges? ¿Tienes miedos o preocupaciones respecto al nuevo lugar, la cultura y la gente? 

Sí, estoy muy feliz con el lugar al que voy. Papúa Nueva Guinea es una tierra rica en cultura y tradiciones, un sitio que ofrece una maravillosa diversidad, tanto natural como humana. Cada paso hacia este nuevo mundo es una oportunidad para aprender y crecer. Sé que encontraré personas con valores y estilos de vida muy diferentes a los míos, y eso me entusiasma, porque creo que la misión es, ante todo, un intercambio: no voy solo a llevar algo, sino también a recibir, a dejarme transformar por la belleza y la sabiduría que encontraré. 

Al mismo tiempo, toda nueva aventura trae consigo incertidumbres: estará el gran desafío de adaptarme a una cultura muy diferente y de ganarme la confianza de las personas. Sin embargo, en mi corazón hay una certeza: soy enviado por Jesucristo, el buen Pastor. Como decía Santa Teresa de Jesús: “Mi vocación es el amor”. Y es precisamente este amor el que me impulsa a seguir adelante, porque creo que con paciencia, escucha y humildad, podemos descubrir que las diferencias se convierten en enriquecimiento mutuo.

¿Cómo reaccionaron los miembros de tu familia, tus amigos y tus hermanos de comunidad cuando les hablaste de tu vocación misionera? 

Mi familia quedó bastante sorprendida, pero tanto mi padre como mi madre simplemente me dijeron: “Ya te hemos entregado a Dios, ve donde Él te lleve. Apoyamos tu decisión”. Creo que entendieron que esta vocación es un llamado que sentía venir de Jesús mismo. En cuanto a mis amigos, hubo varias reacciones: algunos quedaron impactados, otros se preocuparon… Sin embargo, todos me apoyan y alientan mi decisión. Y luego están mis hermanos de comunidad, quienes han representado un gran apoyo.

¿Cuáles son tus planes y sueños para tu vida misionera? 

Mis planes son simples pero profundos: vivir plenamente el Evangelio, llevar la esperanza de Cristo a los jóvenes y a las personas más marginadas. Sueño con ser un signo del amor de Dios en cada lugar al que sea enviado, creando relaciones basadas en la confianza, la escucha y el servicio. Quiero contribuir a construir comunidades donde los jóvenes puedan descubrir su valor, recibir una educación y crecer en un ambiente de amor y solidaridad. También sueño con dejarme transformar por las personas que encontraré, aprendiendo de ellas y creciendo juntos en la fe. Es en este espíritu que quiero vivir mi misión, confiando en que el amor de Cristo superará cualquier barrera. En el fondo, mi objetivo es caminar junto a ellos, no por encima de ellos, compartiendo la fe y el Amor que nos une, y que, a través de mi vida, otros puedan encontrar a Cristo y sentirse amados por Él.

¿Tienes en mente algún modelo de gran misionero cuyo estilo de vida quisieras seguir? 

Entre los grandes misioneros están San Calixto Caravario, San Luis Versiglia y el venerable Vicente Cimatti, pero un modelo que deseo seguir es el Siervo de Dios, Carlo Braga, conocido como el “Don Bosco de Filipinas” por su capacidad única de encarnar el espíritu salesiano en un contexto cultural diferente. Su extraordinaria humildad y adaptabilidad le permitieron construir relaciones profundas con las personas a las que servía, respetando las tradiciones locales y llevando el mensaje de Cristo con alegría y sencillez. Don Braga no sólo enseñaba, sino que también aprendía de las personas con las que trabajaba, transformando su misión en un auténtico intercambio de amor y confianza.

¿Cuál es tu mensaje para los jóvenes respecto a la elección y vocación misionera? 

Mi mensaje es este: no tengan miedo de responder al llamado de Dios, incluso cuando parece llevarlos lejos de lo que conocen. La vocación misionera es una aventura que transforma la vida, porque no solo te impulsa a servir a los demás, sino que también te permite descubrir la belleza de tu fe de manera profunda. Cada paso dado con amor por Dios y por el prójimo te acerca al verdadero sentido de la vida: ¡donarse! Si sientes en el corazón el deseo de ser una luz para los demás, debes saber que no estás solo. El Señor camina contigo, te sostiene y te guía. Responder a la vocación es un acto de coraje, pero también será la fuente de tu verdadera felicidad. “Sé fuerte y valiente; no tengas miedo ni te desanimes, porque el Señor tu Dios estará contigo dondequiera que vayas” (Josué 1,9). 

InfoANS

ANS - “Agencia iNfo Salesiana” - es un periódico plurisemanal telemático, órgano de comunicación de la Congregación Salesiana, inscrito en el Registro de la Prensa del Tribunal de Roma, Nº. 153/2007.

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