¿Puede presentarse?
Soy Lyonnel Richie Éric BOUANGA, 28 años, de la Visitaduría de África Congo-Congo (ACC). Estoy destinado como misionero en Papúa Nueva Guinea, en el Visitatorio de Papúa Nueva Guinea e Islas Salomón (PGS). Originario de la ciudad de Pointe-Noire, en la República del Congo, nací en el seno de una familia cristiana de cuatro hijos, tres varones y una mujer. Soy el más joven de mi familia y estoy muy contento de ir como misionero ad gentes.
¿Qué le inspiró para ser misionero?
Habiendo crecido en un ambiente salesiano y misionero, la motivación vino de la cercanía de los salesianos que conocí y frecuenté en aquella época. Su acercamiento siempre me ha dejado la curiosidad de saber más sobre la vida misionera y de interiorizarla. Diría que la idea de la vocación misionera permaneció latente en mí hasta el postnoviciado; luego, al final del primer año, tras un discernimiento personal, sentí que debía dar mi disponibilidad misionera a los superiores.
¿Estás contento con el lugar al que vas? ¿Tienes algún temor o preocupación sobre el nuevo lugar, la cultura y la gente?
Acogí el anuncio de mi próxima tierra de misión con fe y alegría, porque el discernimiento de los superiores es el canal a través del cual podemos ver la voluntad de Dios, que siempre quiere que cumplamos nuestra vocación. Estoy feliz de ir a este lugar multicultural, donde tendré hermanos de los cuatro rincones del mundo. Estoy seguro de que encontraré salesianos que me acogerán con los brazos abiertos y con los que podré compartir la vida, un sagrario donde podré recargarme de Dios y un patio creativo donde podré estar en contacto permanente con aquellos a los que sirvo. Es cierto que voy a un lugar donde todo será nuevo para mí, como los idiomas, el modo de vida y muchas otras sorpresas. Mi prioridad es integrarme y aprender en todos los sentidos para poder llevar a cabo allí una misión fructífera.
¿Cómo reaccionaron sus familiares, amigos y hermanos cuando les habló de su vocación misionera?
Las reacciones de todos fueron alentadoras, empezando por mi familia, que me apoyó para que perseverara. Aunque debo decir que cuando les dije adónde iba, mi madre y mi hermana reaccionaron preguntando: "¿Cómo has acabado en un sitio donde no conoces a nadie? ¿Dónde está Papúa Nueva Guinea?". Tuvimos que hacer un poco de catequesis para hacerles entender esta elección.
¿Cuáles son sus planes y sueños para la vida misionera?
Mi sueño es ir a compartir la alegría del Evangelio con los jóvenes, ganar sus almas, contando con el carisma de nuestro fundador y hacer de ellos buenos cristianos y honrados ciudadanos. La intención es estar entre los jóvenes y estar atento a los más vulnerables y a sus necesidades.
¿Tiene en mente algún modelo de grandes misioneros cuyo estilo de vida le gustaría seguir?
En primer lugar, Jesucristo, el modelo por excelencia de la misión, que cruzó muchos cielos para evangelizarnos. Y, como ya he dicho, son varios los salesianos que he tenido la suerte de conocer, pero un estilo de vida que me impresionó mucho fue el del P. Valentino Favarro, un hermano sencillo, pero muy dinámico en su apostolado hacia los presos.
¿Cuál es su mensaje a los jóvenes sobre la elección de una vocación misionera?
El único mensaje que puedo compartir con los jóvenes es el de saber escuchar para un mejor discernimiento, escuchando la propia conciencia, la Palabra de Dios, la enseñanza de la Iglesia, el Espíritu Santo, y pidiendo consejo a las mediaciones humanas que Dios pone en nuestro camino, para comprometerse libremente y sin vacilaciones en la propia opción de vida. Por otra parte, como dijo Jesús: "Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo" (cf. Mt 16,24).
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