RMG - Los misioneros de la 154ª Expedición Misionera Salesiana: Mino Nomenjanahary Francois, de Madagascar (MDG) a Papúa Nueva Guinea y las Islas Salomón (PGS)

(ANS - Roma) - De las palabras de Mino Nomenjanahary Francois emerge toda la conciencia de los desafíos de la vida misionera y, al mismo tiempo, toda la confianza de quien sabe que no estará solo al afrontarlos. Este joven de apenas 25 años, originario de Madagascar y destinado a la misión salesiana en Melanesia, en la Visitaduría de Papúa Nueva Guinea y de las Islas Salomón, nos ofrece hoy su testimonio.

¿Puede presentarse?

Me llamo Mino Nomenjanahary Francois, soy un joven salesiano malgache de la Visitaduría "María Inmaculada" de Madagascar, que incluye también las Islas Mauricio. Soy de la capital de Madagascar, Antananarivo.

¿Qué le llevó a ser misionero?

Es una pregunta pertinente y profunda, que aún me planteo y que, francamente, sigue siendo difícil de responder hoy en día. Está más allá de nuestra comprensión, porque tenemos que entrar en el terreno de la fe. Sin embargo, creo que Dios, que es amoroso y misericordioso, es sin duda el inspirador de esta vocación. Es Él quien llama a quien quiere. Estoy seguro de que fue Dios quien me inspiró esta elección a través de las personas, la realidad, las diferentes circunstancias y, sobre todo, a través de mi encuentro diario con Él. Cuando Dios preguntó a Isaías "¿A quién enviaré?", Él respondió "Aquí estoy, envíame a mí". Y yo, como religioso salesiano, hago mías estas palabras, diciendo a la Congregación: "Heme aquí, envíame a mí".

¿Estás contento con el lugar al que te han asignado? ¿Tienes algún temor o preocupación sobre el nuevo lugar o la nueva cultura?

Soy feliz, aunque tenga miedos. Espero afrontar los retos que me esperan con la ayuda de Dios. Es cierto que no es fácil dejar la patria, la familia y los seres queridos. Pero puedo hacerlo todo con Aquel que nos da fuerzas. Como Mino, soy ciudadano de Madagascar. Pero como salesiano, soy habitante del mundo, y donde está Cristo, está también mi patria.

¿Cómo reaccionaron sus familiares, amigos y hermanos cuando les habló de su vocación misionera?

No fue fácil lidiar con las reacciones de la gente sobre este tema. Pero cuando se lo expliqué, gracias a Dios, lo aceptaron. También quiero dar las gracias a mis padres, que me dieron su bendición a pesar de ser su hijo mayor y el único varón de mi familia.

¿Cuáles son sus planes y sueños para la vida como misionero?

Mi proyecto y mi sueño es ver florecer el lugar adonde voy, desarrollarme en cantidad y calidad. Haré todo lo que pueda por la salvación de las almas, especialmente de los jóvenes pobres.

¿Tiene en mente algún modelo de grandes misioneros cuyo estilo de vida le gustaría seguir?

Mis modelos misioneros son Jesús Buen Pastor y San Pablo, Apóstol de los gentiles; y nuestros grandes mártires salesianos, Calixto Caravario y Luis Versiglia, son también figuras que no hay que olvidar.

¿Cuál es su mensaje a los jóvenes sobre la elección de una vocación misionera?

Amigos míos, no tengáis miedo de dar la vida por los demás. Aunque penséis "no sirvo para nada", ¡no importa! Sólo tenéis que poneros a disposición del Señor, porque quien ofrece su juventud al servicio del Señor será feliz.

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