En la Basílica de María Auxiliadora de Valdocco, corazón palpitante de la espiritualidad salesiana, se inició el 31 de enero la celebración de la fiesta de San Juan Bosco. Las celebraciones en la Basílica fueron continuas y con diversos grupos.
A las 11:00 presidió Mons. Heriberto Bodeant, Obispo de Melo, Paraguay. “En esta casa madre, en este día santo dedicado a Don Bosco, no podemos pasar por alto el hecho de que nos sentimos como un núcleo esencial de una gran familia que desea abrazar a los jóvenes del mundo”, manifestó el P. Guido Errico, Rector de la Basílica, durante la homilía.
Los patios de Valdocco estaban llenos de jóvenes como en el tiempo de Don Bosco. Parecía que era el mismo Don Bosco que se paseaba a saludar a los grupos. De la misma manera que hace 132 años, el X Sucesor de Don Bosco, saludaba a todos los peregrinos llegados de muchas partes del mundo. Y a las 18:30 presidió la celebración de la Santa Misa con los jóvenes del MJS. Les expresó con afecto: “queridos muchachos y muchachas de todos los lugares de nuestro hermoso mundo salesiano y los presentes en esta hermosa Basílica de María Auxiliadora, he rezado por ustedes. Pienso mis queridos jóvenes que orar por ustedes es una hermosa expresión de afecto y cariño… Sepan que lo más precioso de nuestras vidas es Jesucristo, que nos ha conquistado y enamorado… es lo único y más grande que ofreció Don Bosco a sus muchachos”.
La última Santa Misa fue presidida por Mons. Cesare Nosiglia, Arzobispo de Turín, quien durante la homilía recordó el trabajo de Don Bosco por los jóvenes de su tiempo. “Los muchachos que, como enseña Don Bosco, están siempre presentes, aunque parezcan ausentes: lo hacen con lenguajes inusuales, pero muy claros para quienes saben interpretarlos. Solo acogiendo y comprendiendo estos idiomas podemos entrar en su mundo interior y establecer un contacto no solo externo sino profundo y amistoso… En el fondo, siguen siendo jóvenes en busca del sentido de la vida, del afecto sincero, de la alegría y la esperanza en el futuro”.