El grupo de misioneros participantes han llegado de diversas partes del mundo. Los participantes del curso d han llegado de la India, Congo, Camboya Argentina, Siria, Reino Unido, Italia, España, Filipinas, Brasil. Algunos de los misioneros participantes al curso fueron parte del envío misionero en la 150 Expedición Misionera el 29 de septiembre, donde recibieron la cruz misionera. De una u otra manera estos meses de reflexión y profundización ayudó a mantener vigente y actual las palabras del Papa Francisco: “somos misioneros de una Iglesia en salida… de hecho, somos misión como la Iglesia es misión”.
El recorrido formativo que se desarrolló durante tres meses en la Universidad Pontificia Salesiana de Roma (UPS), se iniciaron con el estudio de las fuentes del carisma Salesiano de Valdocco y de Mornese.
La experiencia no solo fue la profundización de temática misionera, teológica, pastoral, eclesial, sino que participaron de “una experiencia de espiritualidad profunda con los Ejercicios Espirituales en la Fraterna Domus de Sacrofano, que nos invitó espontáneamente a la oración y a la profundidad”, declaró Sor Liliane Kaputo, FMA participante del curso de formación.
Durante las semanas que prosiguieron al curso de formación, tuvieron la oportunidad de recorrer como peregrinos Roma y algunos lugares importantes donde nacieron y vivieron grandes figuras de la espiritualidad como San Francisco de Asís, Catalina de Siena y San Benito en Subiaco. “La peregrinación no solo nos motivó, sino que nos invitó entrar en comunión con estos grandes santos de la Iglesia. Visitar las Catacumbas de San Calixto, recorrer los pasos de San Pablo y visitar las excavaciones de la Tumba de San Pedro en el Vaticano nos permitió entrar en armonía con una Iglesia de mártires, una Iglesia en minoría y una iglesia en salida”.
Han tenido la ocasión de tener cerca al Papa Francisco en una audiencia del miércoles. “Hemos podido sentirlo tan de cerca, sentirnos en comunión profunda con él y sentirnos obligado, urgidos y también enviados como misioneras y misioneros”.
Los participantes corroboran que fue un momento de riqueza espiritual y un momento de renovación misionera. Más de 200 horas de formación, con expertos de diversas materias importantes para el compromiso misionero.
“Los desafíos siguen siendo muchos – manifiesta la religiosa – pero estamos seguros de que después de este tiempo de formación, reflexión y oración, salimos con más entusiasmo y confianza en Dios. ¡Somos todos misión!”, finaliza Sor Liliane.