Desde ese lugar fue transportado en helicóptero hasta San Cristóbal de las Casas. El Papa presidió una eucaristía rica en expresiones artísticas y culturales, en la que se alternaron algunas de las lenguas más importantes de esta zona donde habitan los descendientes del antiguo pueblo Maya.
“Li smantal Kajvaltike toj lek” - la ley del Señor es perfecta del todo y reconforta el alma-. Con estas palabras en lengua tzotzil inició el Papa Francisco su homilía. Citó el “Popol Vuh”, obra que contiene la visión que sobre el mundo y el hombre tenían los antiguos Mayas. Según el Papa “hay un anhelo de vivir en libertad, hay un anhelo que tiene sabor a tierra prometida donde la opresión, el maltrato y la degradación no sean moneda corriente”. “¡Qué tristeza! Qué bien nos haría a todos hacer un examen de conciencia y aprender a decir: ¡Perdón!, ¡perdón, hermanos! El mundo de hoy, despojado por la cultura del descarte, los necesita”. – Ha remarcado el Papa.
Entre las comunidades indígenas han estado también niños y jóvenes pertenecientes a la Prelatura Mixe, en el estado de Oaxaca, cuyo obispo es Monseñor Héctor Guerrero SDB. Los jóvenes mixes formaban una gran banda sinfónica que se ha unido para participar en la animación musical de la liturgia. “Para los jóvenes significa una gran experiencia, poder escuchar las palabras del Papa y verle en persona”.
La tarde del lunes no ha sido menos rica en afecto hacia el Papa y de impacto para los católicos mexicanos. En Tuxtla Gutiérrez (a unos 86 km de San Cristóbal) el Papa Francisco se encontró con las familias. Ahí, en el estadio “Víctor Manuel Reyna”, el Papa fue cobijado por unas 110 mil personas. Al responder a su saludo y testimonio, el pontífice dejó en varios momentos el texto que tenía ya preparado y expresó su sentir respecto a la importancia de la familia.