“Acabo de llegar a Australia, no podía entender una palabra. Aunque había estudiado inglés durante muchos años, el acento australiano parecía muy extraño y los niños utilizan mucho el 'slang'. Un segundo desafío – refiere Mateo – ha sido la cultura australiana, en particular, sobre el tema de la igualdad en el trato. Noté que algunos estudiantes de la Universidad Católica de Australia llamaban a los profesores por su nombre, un trato muy extraña para mí. Y un desafío final, se dio en el modo de saludar: la primera vez que tuve que dar la mano o abrazar a alguien para decir hola, me sentí tímido e incómodo. Ahora me doy cuenta de que esto es parte de la cultura occidental.
Mi primer objetivo fue estudiar inglés, por lo que no he podido hacer todo lo que yo estaba acostumbrado en el trabajo pastoral en Tailandia. Pero, por otra parte, estaba contento de participar dos veces al mes en el centro juvenil en Brunswick, donde aprendí y conocí cómo es la forma de vida de los jóvenes australianos. Jugué al fútbol con los niños y además practicaba el idioma hablando con ellos. He podido constatar una forma diferente de pensar que existe entre los jóvenes de Australia y de Tailandia, que creo que será útil para mí y para el futuro del trabajo pastoral salesiano entre los jóvenes.
Puedo afirmar – Continúa explicando el joven salesiano – que los momentos más alegres y felices de mi vida los he vivido en la Comunidad salesiana en Clifton Hill. Ahora somos 11 salesianos, de muchos países y de diferentes orígenes, pero todos compartimos la misma misión. Soy afortunado de tener la oportunidad de aprender y compartir diferentes valores culturales. He aprendido mucho de los Salesianos de Australia: el inglés ‘autraliano’, la cocina típica, la historia de los aborígenes y el colonialismo, y también aprendí algo sobre las culturas de Timor, Vietnam, Madagascar y china. En esta comunidad internacional compartimos un solo espíritu de familia”.