Los trabajos en la asamblea estuvieron dedicados a escuchar a los representantes de las seis comisiones establecidas en el Capítulo General para analizar los tres núcleos temáticos propuestos. La estructura del futuro Consejo General y la configuración de las regiones fueron objeto de las deliberaciones que, antes del final del día lunes 10 de marzo, se someterían formalmente a votación.

Diversas posiciones sobre cómo realizar algunas operaciones: desde la transformación de dos sectores (Comunicación y Misiones) en secretariados directamente dependientes del Rector Mayor, hasta la puntualización de tareas y herramientas a cargo de los sectores y regiones en la composición actual del Consejo General. Más general fue la posición favorable de los capitulares con respecto a la división de la región África-Madagascar y la inclusión de Croacia en la región Mediterránea.

Pero más allá de los resultados de la votación nocturna, que acogió todas las deliberaciones propuestas, fue interesante la subrayada a favor de una u otra posición en cada propuesta que el presidente acogió “como portadora de un mayor conocimiento de la estructura de animación y gobierno de la Congregación”.

Muchos de los presentes expresaron que no estaban aún listos para intervenir en aspectos organizativos, ya que no conocían las dinámicas que los mueven. Entonces, fueron bienvenidas las preguntas y solicitudes de más tiempo disponible, puesto que, más allá de los plazos de trabajo del CG29, cada salesiano presente regresará enriquecido con conciencia sobre la amplitud y complejidad del “sistema” en el que opera.

No solo eso: gracias a las intervenciones en comisión y en la asamblea sobre los contenidos culturales y pastorales confiados a los sectores y las regiones, el diálogo tocó a menudo algunos de los desafíos ya anunciados bajo otros perfiles. Por ejemplo:

-      la formación y animación en las inspectorías en la dimensión internacional;

-      la misión en la nueva visión de intercambio constante de los hermanos;

-      la voluntad de no dejarse superar por la inercia de las estructuras;

-      el compromiso de seguir la dirección de una Iglesia “en salida”;

-      la relación con los laicos, cada vez más presentes en las obras en roles de liderazgo;

-      el objetivo evangelizador de la comunicación en sociedades “distraídas”.

Seguirán existiendo legítimas diferencias de opiniones y debates incluso intensos, pero, como reiteró el padre Martoglio, “estamos sintiendo un gran sentido de responsabilidad de todos y la calidad del trabajo en curso, en el cual todos están involucrados en todo”.

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