El proyecto apoya a ciento cinco jóvenes, de los cuales cincuenta y cinco son chicos que residen en el centro Bosco Illam y cincuenta son chicas que están en la sede de Saranalayam. Los beneficiarios del centro son niños y adolescentes que provienen de contextos familiares extremos, habiendo perdido a sus padres o siendo abandonados. Muchos de ellos han sido privados desde pequeños de cuidados básicos, protección y acceso a la educación debido a diversos factores sociales, económicos y culturales. Ante esta situación, las casas Don Bosco Anbu Illam les aseguran seguridad, salud, educación y bienestar general, permitiéndoles llevar una vida digna e independiente.
Los fondos se han utilizado para adquirir los suministros empleados en las casas, junto con dos refrigeradores para conservar los alimentos. Esto ha mejorado la salud de los niños al brindarles comidas equilibradas y a tiempo. Además, han permitido sostener la asistencia residencial de los menores, garantizándoles un acceso continuo a una educación de calidad, servicios sanitarios y necesidades diarias.
“Don Bosco Anbu Illam ha podido hacer avances significativos en mejorar la vida de los jóvenes vulnerables a través de una asistencia residencial completa – explicó uno de los salesianos activos en las casas de la red –. El proyecto ha cubierto con éxito diversas necesidades esenciales de los menores, como alojamiento, una alimentación sana y nutritiva, apoyo educativo y atención médica. En resumen, la solidaridad recibida ha garantizado el bienestar físico, el crecimiento intelectual y la calidad de vida general de los niños”.
Entre los beneficiarios de la red salesiana se encuentra Harshini, una chica de quince años de una pequeña ciudad en Tamil Nadu. Ha superado grandes desafíos para perseguir sus sueños. Tras la muerte de su padre, las dificultades financieras de su familia hicieron que su madre no pudiera sostener a Harshini ni a su hermano, quienes debieron comenzar a proveerse por sí mismos. A pesar de estas dificultades, una vez ingresada en los programas de apoyo y reintegración de Don Bosco Anbu Illam, Harshini se adaptó exitosamente a esta nueva realidad y terminó siendo la primera de toda su escuela en los exámenes de fin de año.
“Con el apoyo de Don Bosco Anbu Illam, Harshini asiste ahora al undécimo año de escuela. Impulsada por su objetivo de convertirse en médica y servir a los marginados y a los indigentes, es un ejemplo de determinación y de cómo el compromiso con la educación puede transformar vidas”, concluye el salesiano activo en la obra.
Fuente: Mission Newswire
