El Cardenal Ángel, podría haber escogido cualquier otro escenario. Pero quiso que fuera en casa. Donde ha podido abrazar, uno a uno, a familiares, amigos, vecinos y exalumnos que han llenado el “Museo Marítimo de Luanco” y han querido hacerse una foto con él. Y así, el cardenal Ángel Fernández Artime ha podido recibir el título de Hijo Predilecto de Asturias, justo bajo el nombre del barco que, años atrás, capitaneaba su abuelo.
El título de hijo predilecto de Asturias está reservado para aquellas personas que, nacidas en el Principado, “hayan destacado por sus méritos relevantes, especialmente por sus servicios en favor de la comunidad autónoma, y gocen de alto prestigio y consideración general”, según determina la Ley reguladora de los Honores y Distinciones. El 7 de junio pasado, el Consejo de Gobierno acordó conceder este reconocimiento a Fernández Artime “por su importante labor sociocultural y servicios en beneficio de la comunidad”.
Y si hay una palabra que haya repetido Fernández Artime ha sido “gracias”. Durante su intervención el Cardenal no se ha cansado de agradecer a todos “los que han hecho posible el acto”. Ha recordado que no pudo recoger el título el pasado 8 de septiembre, durante el Día de Asturias, debido a compromisos previos, y ha querido que este homenaje se celebrara en su pueblo natal, Lluanco, en un gesto que refleja su cercanía y sencillez. De esta manera, ha indicado que este tipo de actos “crean ciudadanía, humanidad, vínculos de simpatía, cada uno desde su posición y con el absoluto respeto que todos se tienen”.
“Los de Luanco somos un poco exagerados, tenemos un puntín de presumidos, por algo nos llaman fatos los vecinos”, bromeó Fernández tras escuchar los elogios que le dedicaban, a la vez que recordó la llamada de Adrián Barbón para anunciarle el reconocimiento. “El Presidente me llamó para saber si aceptaría el reconocimiento de hijo predilecto de Asturias, yo le dije que quien no aceptaría algo así. Agradezco de verdad”, ha insistido.
Ha reivindicado además la “humildad de reconocer que la mayor parte de lo que somos lo hemos recibido en gratuidad (…) Desde dónde nacimos, la familia, la educación que recibimos. El lugar donde he nacido a mi me ha marcado, la mar, nuestra mar me ha marcado, la gente que me vio crecer me ha marcado. Este pueblo al que vengo cada vez más porque me tira mucho, porque es un oasis en donde uno se recarga me ha marcado. Soy fruto de tantísimo que he recibido y un poco que puse de mi parte”, indicó.
En un acto, en el que ha estado presente el arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz, el Presidente de Asturias, Adrián Barbón, ha elogiado la actitud del distinguido. Ha insistido en que al cardenal, aquel niño que dejó atrás Luanco, la familia y la mar para estudiar en un colegio salesiano, se ordenó, colaboró con el arzobispo Jorge Mario Bergoglio en Buenos Aires, llegó a convertirse en sucesor de Don Bosco y desde septiembre de 2023 es el séptimo cardenal asturiano de la historia, “cumple todos los requisitos para ser Hijo Predilecto”.
Ha alabado su “sencillez y cercanía”. “Todas las personas que tenemos alguna responsabilidad pública, sea a la escala que sea, deberíamos empeñarnos en esos objetivos. Con frecuencia, el ejercicio de un alto cargo impone una soberbia innecesaria que solo sirve para alejarnos de los demás; para alejarnos, precisamente, de las personas a las que debemos servir”. Además Barbón ha añadido: “A menudo, corremos el riesgo de que el orgullo nos hinche y nos ofusque. A todos estos efectos es aconsejable disponer de una toma de tierra que nos enfrente a la realidad y nos reconcilie con la humildad”. Y en este sentido el Presidente dijo que el cardenal “predica con el ejemplo”.
En esta jornada, Barbón ha instado “a recuperar lo que nos une, a la comprensión mutua y el entendimiento”. “Pienso que pocas cosas podrán unirnos más que el reconocimiento a quienes nos hacen mejores con su labor. A esas personas que, como el cardenal Ángel Fernández Artime, siempre llevan el nombre de Asturias consigo, sin olvidarse jamás de su origen, de su buen puerto de amarre, del lugar donde se calzó las primeras sandalias de pescador”, ha indicado.