Durante su breve visita, constató personalmente el crecimiento y desarrollo de la presencia salesiana en la Visitaduría MDG, que desde el año 2000 también ha abierto una presencia en Port Louis, en la isla de Mauricio. El punto central de su visita fue la primera profesión de catorce novicios, el 8 de septiembre, y el ingreso de otros dieciocho nuevos novicios. En este nuevo año escolar, la Visitaduría cuenta con cuarenta y cinco posnovicios.
Durante su “buenas noches salesianas” en la Casa Inspectorial, invitó a sus hermanos a agradecer el gran desarrollo de la presencia salesiana: “Ha habido debilidades y errores en el pasado, como en todas las empresas humanas. Pero los resultados están ahí. Y damos gracias a Dios por el carisma de Don Bosco, que sigue transformando a tantos jóvenes pobres”.
“Ahora la Visitaduría está experimentando una fecundidad vocacional. Pero no olvidemos que cada Inspectoría debe reflejar la internacionalidad de nuestra Congregación mundial. Actualmente, la Visitaduría envía anualmente misioneros ‘ad exteros’, pero también debería estar lista para recibir misioneros salesianos de otros países”, subrayó nuevamente.
“¿Por qué es importante recibir misioneros, incluso si tenemos suficientes salesianos locales? – insistió el Padre Maravilla – Porque los hermanos locales tienen una percepción de su propia cultura que los misioneros no poseen, mientras que los misioneros ofrecen algunas perspectivas de la cultura que no son percibidas por los hermanos locales. Una Inspectoría compuesta solo por hermanos de la misma cultura corre el riesgo de ser menos sensible al desafío de la interculturalidad y menos capaz de ver más allá de los límites de su propio mundo cultural. Pero, sobre todo, el mayor peligro es hacer de la propia cultura local su ‘zona de confort’. Cuando esto sucede, la vitalidad del carisma disminuye significativamente”.