La mañana del tercer día del Congreso Internacional de María Auxiliadora comenzó con la Eucaristía en varias lenguas. En el Centro Pablo VI, la primera conferencia del día corrió a cargo del Padre J. Bartolomé, sacerdote salesiano, licenciado en Teología y doctor en Sagrada Escritura.
En su exposición, sobre el tema: «María de Nazaret, maestra en el arte del discernimiento», el sacerdote destacó el itinerario de María desde el nacimiento de Jesús hasta su adolescencia, utilizando diversos pasajes bíblicos. Explorando la vocación de María como modelo de fe y obediencia a la voluntad de Dios, el sacerdote dijo: «antes de elegir a Dios, tuvo que aceptar que Dios la había elegido» y continuó: «quien es consciente de haber sido llamado se siente agraciado por Él; como María, encontrar la propia vocación es haber encontrado la gracia de Dios».
En su presentación, el Padre J. Bartolomé destacó también el hecho de que la vocación de María no terminó con el nacimiento de Jesús, sino que continuó a lo largo de su vida, siempre llena de desafíos y nuevas revelaciones. «[María] tendrá que comenzar una aventura con Dios justo en el punto en el que pensaba que habría terminado. Dios no deja descansar fácilmente a sus mejores servidores», concluyó.
Para concluir, el conferenciante dijo: «María nos recuerda que Dios siempre puede pedirnos más de lo que ya le hemos dado. El deber cumplido no nos exime de la obediencia a lo que está por venir».
Testimonios de vida: desafiados por Dios y acompañados por María
Los testimonios de Filipa Andrade y de Monseñor Maksym Ryabukha, obispo auxiliar de Donetsk (Ucrania), llenaron la sala de emoción y esperanza.
Filipa Andrade, diplomada en enfermería, casada y con dos hijos, es la directora y fundadora del coro de la Eucaristía del domingo a las 12:30 en los Salesianos de Estoril. Criada en una familia católica, en 1991 se sintió motivada a crear un coro con sus sobrinos y otros jóvenes amigos para animar la Eucaristía de los domingos en los Salesianos de Estoril. «Sabíamos que era bueno tener a Dios en nuestras vidas y que la Eucaristía era el camino para llegar a Él», subrayó Filipa.
Relatando, a lo largo de su intervención, diversos episodios de su vida en los que sintió verdaderamente el amor y la presencia de Dios, Filipa concluyó su compartir así: «estas fueron algunas historias que Jesús y María escribieron conmigo».
En un testimonio inspirador, Monseñor Maksym Ryabukha, obispo auxiliar de Donetsk (Ucrania), compartió la historia de su vida, marcada siempre por un contexto muy difícil. Con una fuerte devoción mariana, el obispo compartió un mensaje de esperanza y resistencia, pero también de profunda fe y devoción. «Con la gracia y la protección de María, nadie del Oratorio ha sido todavía herido o herido de muerte», subrayó.
María: un modelo para los jóvenes
La última tarde del Congreso Internacional de María Auxiliadora comenzó con la conferencia «María y la educación de los jóvenes de hoy», a cargo de la hermana Adriana Silva, directora general del Instituto María Auxiliadora de Montevideo, Uruguay.
Tras destacar a María como modelo para los jóvenes, la Hermana Adriana Silva exploró el «Sueño de los Nueve Años», que representa la identidad y la misión de la Familia Salesiana. «(…) el ‘Sueño de Nueve Años’, en el que se enmarca el tema general de este congreso (…) es el ícono inspirador de la identidad y misión de toda la familia carismática fundada por ella», enfatizó la conferencista.
En palabras de la Hermana Adriana Silva, Don Bosco aprendió e integró el Sistema Preventivo a partir de su devoción a María, Madre y Maestra, que le acompañó desde el inicio de su camino espiritual. Además, el apego de Don Bosco a María se evidencia en diversos sueños a lo largo de su vida, que moldearon su misión de amor misericordioso y servicio a Cristo.
Recordando las palabras del Papa Francisco, la Hermana Adriana Silva concluyó su presentación: «El mundo necesita jóvenes y educadores contemplativos, al estilo de María, capaces de interrogarse y meditar sobre la dirección en la que camina la humanidad, dónde se encuentra y qué es lo que Dios quiere decirnos en los acontecimientos de este tiempo: jóvenes y educadores capaces de comprometer todo su potencial en la búsqueda y construcción del bien común y la amistad social».
Contemplando a la Virgen
La tarde del sábado estuvo marcada por un concierto del Padre Maurizio Palazzo, maestro de capilla y organista titular del Santuario de María Auxiliadora. El repertorio elegido contribuyó a crear una atmósfera de contemplación a través de la música y el público fue conducido a un profundo estado de meditación y oración.
El Padre Maurizio Palazzo estuvo acompañado por las voces de Francesca Incardo, Francesca Rosa, Francesca Cederle, Gemma Gurrado, Frederico Cucinella y Gabriele Spesso, que llenaron de emoción el auditorio.
Los jóvenes también tuvieron un momento especial en este Congreso Internacional, un encuentro con el Vicario del Rector Mayor, P. Stefano Martoglio. Destacando la importancia de la presencia de los jóvenes en este Congreso, como parte de esta gran familia, el Vicario pidió a los jóvenes, divididos en grupos para compartir, que respondieran a algunas preguntas sobre el encuentro. «Los jóvenes son el presente, la presencia de los jóvenes dicta la vitalidad de la devoción a María Auxiliadora y la vitalidad del carisma salesiano», subrayó P. Stefano Martoglio.
La tarde terminó con la conferencia del Padre Pier Luigi Cameroni sobre la santidad salesiana, en la que se presentaron ejemplos concretos de vidas dedicadas a Dios y a los demás. Se recordaron las vidas del siervo de Dios Luigi Bolla, de la beata Eusebia Palomino y de la beata Alexandrina da Costa.
Rosario y procesión de las velas: unidad y fe
El rosario y la procesión de las velas por la paz, presididos por Monseñor Maksym Ryabukha, obispo auxiliar de Donetsk (Ucrania), cerraron con broche de oro la tercera jornada del Congreso Internacional de María Auxiliadora. Monseñor Maksym Ryabukha guió a los fieles en una procesión por la paz y pidió la intercesión de María en todos los conflictos e injusticias del mundo.
El rosario se rezó en varias lenguas, modo a través el cual se reflejó la universalidad de la devoción a María y la unidad de la Iglesia en su diversidad.