Sin embargo, este año hubo un elemento novedoso que los caracterizó. Huéspedes del Centro de Espiritualidad de Sacrofano, se realizaron simultáneamente tanto el curso de ejercicios, con la predicación dirigida por el Padre Gianni Ghiglione con una relectura en clave espiritual y carismática de las Memorias del Oratorio –en línea con el bicentenario del sueño de los nueve años–, como los Ejercicios, personalmente guiados para doce hermanos que hicieron esta elección.
Los Ejercicios Espirituales personalmente guiados son una experiencia que está en el corazón de la Escuela de Acompañamiento Espiritual Salesiano (SSA), que en el mes de abril llegará a su séptima edición y que ya ha sido frecuentada por más de ciento sesenta salesianos de las siete regiones. En la Escuela, que se desarrolla en Valdocco y en el Colle durante cinco semanas; en idioma inglés, entre abril y mayo; y en los idiomas neolatinos (italiano, español, francés y portugués), entre agosto y septiembre, la semana de ejercicios personalmente guiados es, según los participantes, la experiencia más intensa y cualificante, que permite valorizar al máximo también todo lo que la precede y la sigue.
¿En qué consisten los ejercicios espirituales personalmente guiados? Es un tiempo de silencio en el que quien realiza este tipo de ejercicios dedica cuatro o cinco momentos de una hora de oración cada día. Se celebra la Eucaristía en común. Una vez al día, cada participante se encuentra con su guía de ejercicios, quien sugiere algunos pasajes de la Escritura y pistas de meditación, no preestablecidas, sino que responden a lo que la persona está viviendo en ese período de su historia y camino espiritual. Lo que se vive en los momentos de oración del día anterior orienta el curso del camino. Los compromisos del día son: la Eucaristía, los momentos de oración, el encuentro con la guía, las comidas en silencio. El resto del tiempo se organiza libremente alrededor de este ritmo contemplativo, con mucho espacio para el descanso y el contacto con la naturaleza.
En conjunto, se trata de un camino de oración simple y lineal, pero precisamente por eso capaz de poner a la persona y su historia frente a Dios, dejando en Él la iniciativa principal, de la cual la guía se convierte en espejo, para captar y fortalecer lo que cada uno vive en el íntimo diálogo con el Señor.
Poder realizar estas dos experiencias conjuntamente es un regalo adicional que nos ofrecemos mutuamente: cada uno tiene su propio ritmo y camino y, respetando la libertad de cada corazón, podemos estimularnos y ayudarnos mutuamente, viviendo en fraternidad de espíritu la más bella y fecunda de nuestras diferencias: la de nuestras almas. En efecto, Santa Teresa de Ávila decía que la diferencia entre nuestros rostros es insignificante en comparación con la singularidad y originalidad del alma que cada uno es y vive. Caminar juntos respetando el paso y el ritmo de cada peregrino, aunque orientados hacia la misma meta, es una forma de sinodalidad que puede tener un valor formativo peculiar, significativo no solo para las etapas iniciales.
Un agradecimiento al Padre Gianni Ghiglione, al Sr. Raymond Callo, Coordinador de la Escuela de Acompañamiento Espiritual Salesiano, y al Padre Jesús María Velasco, quienes han acompañado con sabiduría en este camino.
Padre Silvio Roggia
