El carisma salesiano consiste en cuidar la educación de los jóvenes. "Con el oratorio-centro juvenil tratamos de responder a las muchas heridas de la sociedad y a los desafíos que nos llegan del mundo de los jóvenes que llenan nuestras calles y plazas, que no siempre la parroquia interceptaría". El oratorio es frecuentado diariamente por unos trescientos jóvenes desde la escuela secundaria en adelante. En la realidad educativa se aplica lo que los salesianos llaman "criterio oratoriano".
"Cada obra salesiana -continúa el Padre Colameo- es una casa que acoge, una parroquia que evangeliza, una escuela que inicia en la vida, un patio para encontrarse como amigos". En el territorio también trabajan las Hijas de María Auxiliadora que gestionan una escuela con más de mil alumnos y un Centro de Formación Profesional muy activo. La parroquia Don Bosco -visitada a lo largo de los años por San Juan XXIII, San Pablo VI, San Juan Pablo II y Santa Teresa de Calcuta- tiene múltiples "puertas de acceso a la fe". La de la cultura como instrumento de evangelización a través del Cine Teatro "Don Bosco"; el oratorio, puerta abierta al territorio para que los jóvenes vivan experiencias de fe y amistad; y la caridad, corazón palpitante de la parroquia.
"De lunes a viernes, en nuestra parroquia está abierta la cafetería financiada y gestionada por las parroquias de la XX Prefectura -explica el Padre Colameo-. Ofrece una comida caliente a quienes están pasando por dificultades".
En una parroquia tan grande, continúa el salesiano, "es necesario cultivar el sentido de comunidad para no perder a los más débiles. Hay un nomadismo religioso vivo, falta una identidad de la comunidad cristiana, lo cual es característico de estar en Roma. Por eso, nos sentimos llamados a construir una vida parroquial basada en relaciones de calidad, promoviendo momentos y ambientes de encuentro, en un clima de acogida, diálogo, colaboración".
La comunidad parroquial elabora, lleva a cabo y evalúa, con la participación activa de todos, un proyecto educativo local, en busca de una participación cada vez más corresponsable de los laicos, tanto en la evangelización como en el servicio de la caridad y la promoción humana y social. "Además -concluye el párroco de la 'San Juan Bosco'- cuidamos con especial atención la formación de los laicos, promoviendo una maduración constante de su vocación cristiana. Y también estamos atentos a acompañar a la familia, considerándola como Iglesia doméstica y como mediación entre la comunidad cristiana y el territorio".
Fuente: Avvenire