Con motivo del Concilio Vaticano I, varios obispos le pidieron a Don Bosco que enviara salesianos a China, Estados Unidos y Egipto. Don Bosco lo estudió durante tres años para intentar descubrir cuál era aquel lejano país del sueño de los nueve años. Un día le llegó la petición de ir a Argentina y eso le orientó hacia los aborígenes de la Patagonia.
La primera expedición constaba de tres puntos: se dedicaría a la juventud pobre y abandonada, se haría cargo de un nuevo colegio y sería enviada también a otros lugares de la Patagonia.
El 1º de noviembre de 1875, el Papa Pío IX recibió a los miembros de la expedición y los bendijo.
El 11 de noviembre la iglesia de María Auxiliadora de Valdocco acogió una gran celebración: el envío de los primeros diez misioneros salesianos a la Patagonia argentina. Don Bosco despidió a los misioneros en el Santuario de María Auxiliadora y les dirigió un largo sermón. Cada misionero se llevó un papel con un recuerdo de Don Bosco en el que destacaban unos principios: busquen almas, no dinero, ni honores, ni dignidades; cuiden de los enfermos, los niños, los viejos y los pobres, y se ganarán la bendición de Dios y la benevolencia de los hombres; y ámense entre ustedes, corríjanse mutuamente, no se tengan envidias ni rencores, que el bien de uno sea también el bien de todos.
El 14 noviembre, tres días después de la celebración del envío en la iglesia de Valdocco, partía desde el puerto de Génova hacia Buenos Aires la primera expedición salesiana enviada y bendecida por Don Bosco.
Esta primera expedición misionera contaba solo con diez salesianos: seis sacerdotes y cuatro hermanos coadjutores. El jefe del grupo era don Juan Cagliero, de treinta y siete años. Lo acompañaban, entre otros, el sacerdote José Fagnano, de treinta y un años, y el sacerdote Domingo Tomatis, de veintiséis años. Destacaba uno de los cuatro coadjutores, Vicente Gioia en el papel de cocinero.
Después de esta primera expedición misionera a América, Don Bosco envió otras, antes de su muerte: en noviembre de 1876, 1877 y las expediciones de los años 1878, 1881, 1883, 1885, 1886 y 1887.
Y el 24 de septiembre, el Rector Mayor, Padre Ángel Fernández Artime, presidió la celebración del envío de la 154º expedición misionera salesiana.
El último sueño misionero de Don Bosco lo tuvo en Barcelona el 10 de abril de 1886. Vio una inmensa cantidad de jóvenes que corrían hacia él y le decían: “Te hemos esperado tanto y ahora ya no te escaparás”. Uno le dijo: “¿Qué ves?”, y Don Bosco respondió: “Veo montañas, mar, colinas y más montañas y mar. Leo un cartel: Valparaíso, otro que dice Santiago y unos niños leían Pekín”. Y una doncella dijo: “Tira una línea de Santiago a Pekín pasando por el centro de África y tendrás una idea de lo que deberán realizar tus salesianos. Pero, para realizar esto, los salesianos deberán cultivar el amor a María”.