El pasado lunes 21 de marzo, el padre Ángel, esbozó cuidadosamente la doble tarea de orientar y animar, explicando cómo este binomio no es casual: se necesitan ambos, porque el gobierno sin animación hace demasiado rígida la acción del Inspector y su Consejo, pero animar sin saber gobernar acaba por generar caos y confusión.
Sin embargo, ayer martes 22, en su conversación matutina dijo que los salesianos han recibido muchos “dones” de Don Bosco, lugares como Valdocco o Colle Don Bosco, la devoción al Sagrado Corazón… Todos estos dones han generado una “cultura salesiana”, que todo Hijo de Don Bosco está llamado a seguir, especialmente en el ámbito educativo.
Las dos tardes de diálogo y debate entre el Rector Mayor y los Consejos Inspectoriales fueron ricas de ideas, en las que surgieron preguntas, inquietudes, y propuestas… En estos dos días el padre Ángel habló de muchos temas: recordó que las comunidades internacionales no son tanto una necesidad práctica como una realidad profética para la Congregación; habló de la misión en dos direcciones, entre comunidades que envían y comunidades que reciben; así como la prudencia en la consolidación y apertura de nuevas presencias, siempre motivadas por las necesidades de los jóvenes. También sobre la importancia de la disciplina y del sacrificio en la vida salesiana; los criterios de selección de Consejeros y la utilidad del nuevo Manual elaborado por los Directores, y del clericalismo como enfermedad que es necesario curar, también para sostener la vocación de los Salesianos Coadjutores.
Además, recordó que más que aplicar las categorías de optimista o pesimista, el salesiano debe ser feliz, entusiasta, gozoso, porque lo mueve la esperanza, enraizada en la fe.