El orador presentó su discurso dividiéndolo en 4 partes:
Metanoia digital. Qué cambia y qué debemos cambiar en la era digital. Reconociendo que la era digital puede ser considerada la era de la hipercomunicación o hiperconectividad, la catequesis debe esforzarse por crear mayores espacios de encuentro y relaciones más fructíferas entre el catecúmeno, el catequista y la comunidad de fe, considerando las características del ser humano, la cultura y el mundo de hoy. La red, por tanto, debe entenderse más como un ámbito de relaciones, que como una herramienta y la catequesis debe poner en el centro a la persona, ni los libros ni la doctrina.
Nativos digitales: los nuevos protagonistas de la catequesis y del aprendizaje. Los catecúmenos deben ser vistos como sujetos activos. Se trata de invitarlos a participar, interactuar, colaborar y, en última instancia, hacerse responsables. La catequesis debe ser dinámica, utilizando las tecnologías digitales, abriendo a muchas otras actividades, como la oración, la reflexión, la participación en las experiencias personales de fe en las redes sociales, y debe conducir a un encuentro interactivo y comunicativo con Dios y con uno mismo.
Ciberteología. Pensar y vivir la Fe en medio de una revolución digital.
La ciberteología toma Internet como locus theologicus, cuyas distintas visiones de la sociedad ponen de manifiesto aspectos importantes para desarrollar una reflexión. Aplicando la teología del Concilio Vaticano II, es posible considerar la red como un lugar teológico de los "signos de los tiempos", porque conforma un gran fenómeno que marca la historia contemporánea. Por lo tanto, la catequesis no puede centrarse solo en el conocimiento teológico de las doctrinas, sino que debe estar cerca de la realidad de los catecúmenos y dar respuestas significativas a muchas preguntas de la vida cotidiana de las personas: sobre la pandemia, la guerra, la pobreza, etc...
Pedagogía en red: Pensar en una catequesis para la era de Internet. La catequesis no debe entenderse como una mera transmisión de contenidos, sino como compartir la experiencia de vivir la vida, en Dios, en todos los entornos, online u offline. Porque formar no es transmitir información, sino dar credibilidad al mensaje y formar, sobre todo en tiempos de fake news. Todo ello encuentra su fundamento en el testimonio personal y en las actitudes del educador. Para ello, es necesario pasar de una comunicación de: uno a muchos; a un estilo de, muchos a muchos, es decir, pasar de la lógica de transmisión a la de participación.
Al final de la intervención, los participantes, divididos en seis grupos, compartieron la realidad, los desafíos y las ventajas de hacer catequesis en la era digital, en cada Inspectoría.