“Es la primera vez que vivo la fiesta de Don Bosco junto a él en la Basílica, aquí en estos lugares donde comenzó a hospedar a los jóvenes y con algunos a fundar en 1854 la Congregación Salesiana. Y el recuerdo va a nuestro patrón San Francisco de Sales, cuyas celebraciones del 400 aniversario comenzaron la semana pasada. Un santo que es necesario descubrir nuevamente porque Don Bosco lo puso como modelo”.
El padre Viviano, profesor del Instituto Teológico "San Tommaso" de Messina, llegó a Turín después de numerosas misiones en Roma y Sicilia. El nombramiento como Rector de la basílica más importante de la Congregación, realmente no se lo esperaba: “Me siento un privilegiado y vivo este mandato como un regalo de Don Bosco por el trigésimo año de mi ordenación. En 2016, en mi 25 aniversario, me llegó una obediencia para la que no me sentía preparado: a mi vida bastante tranquila de docente me pidieron que sumara la gestión de un centro de recepción de migrantes. Fue el período en el que el Papa Francisco nos invitó a abrir nuestras casas e institutos religiosos para hospedar a quienes arriesgaron sus vidas cruzando el Mediterráneo. Acogí esa obediencia como un regalo de Dios para mis 25 años. Ahora, después de 5 años, sin haber sido nunca párroco, el Rector Mayor me pidió que viniera a María Auxiliadora, donde se veneran los restos mortales de nuestro santo: cómo no recibirlo como un don de Dios, como una llamada de Don Bosco?”.
“Claro -continúa- es una gran responsabilidad, pero lo que me consuela y anima es que tengo una comunidad que me apoya, hermanos que me ayudan y colaboran. Yo soy el Rector, pero antes que yo, la Basílica está encomendada a mi comunidad”.
Refiriéndose a la homilía de Mons. Nosiglia, el padre Viviano observa: “Para los niños y niñas que entran en esta iglesia y en estos patios, el ejemplo de Don Bosco y su acción educativa es un fuerte llamado a estimar a los jóvenes porque son capaces de grandes cosas y animarlos a no rendirse jamás ante las dificultades”.
Y concluye: “Nuestra Basílica debe ofrecer, junto con la Celebración Eucarística y la Celebración de la Reconciliación, siempre bien cuidadas, iniciativas educativas y culturales. Pero sobre todo, como dijo Don Bosco de la Basílica de María Auxiliadora, debe ser una 'casa' donde todos se sientan acogidos”.