“En cuanto llegué aquí en febrero de 2015 -recuerda el padre Cappelletti- me di cuenta de inmediato de la precaria situación habitacional en la que estaban viviendo los salesianos durante los últimos 10 años. Un altillo cubierto con láminas de zinc, con temperaturas que llegaban a los 40 grados durante el día, un ambiente infestado de murciélagos, ratones y arañas, donde ningún ser humano merece vivir. Además, conociendo la realidad poco a poco, percibí cómo muchos niños y niñas, que ya viven normalmente en familias mal estructuradas, sin un hogar digno, eran dejados solos”, agregó.
Se ha prestado mucha atención al proyecto Iauaretê también porque representa un desafío educativo en un lugar en las fronteras culturales y geográficas extremas de nuestro mundo. El padre Cappelletti también fue invitado en el 2019 al Concierto de Navidad en el Vaticano y en el mismo año el Colegio de las Hijas de María Auxiliadora de Valdocco además dedicó una semana de atención a este proyecto para convertirlo en un curso de formación para su estudiantes.
En Iauaretê no queríamos arreglar algo, sino iniciar un proceso a largo plazo. Así, el Padre Cappelletti fue un verdadero arquitecto de la nueva estructura, que explica Cappelleti: "se compone de 7 habitaciones individuales (4 para los Salesianos presentes en la misión y 3 para voluntarios, FMA e invitados), 2 amplios dormitorios (con capacidad para 30 hamacas cada uno), un refectorio con una capacidad de hasta 40 niños, cocina, alacena, lavandería, salón comunitario y salón para actividades con niños. Cada habitación tendrá un baño interno, los dormitorios dos baños cada uno y afuera hay espacio para jugar y divertirse ”. La estructura salesiana, desde su construcción, ha sido un faro para orientar las energías de los habitantes hacia perspectivas de redención.
Esta Casa, como recuerda siempre el misionero, es un sueño cultivado durante cinco años, realizado gracias a la ayuda de "Missioni Don Bosco" y otras organizaciones benéficas y de benefactores. El padre Cappelletti también quiso recordar el gran trabajo del Sr. Carlinhos Dias, director operativo del proyecto.
"Si unas gotas de lluvia caen sobre el bosque y sobre la nueva casa en Iauaretê - escribe desde Missioni Don Bosco - podemos apostar que serán las lágrimas de emoción del Padre Fundador que ve crecer su amistad con los indios, protagonistas de su sueño misionero".