El Comité nació no por iniciativa de los Salesianos, sino de los laicos, especialmente de los padres de los niños que asisten al centro. El objetivo del comité es encontrar nuevos caminos, nuevos espacios y colaboraciones con las autoridades locales para que el carisma salesiano, presente desde hace más de 120 años, pueda seguir trabajando en beneficio de su misión educativa, pastoral y social.
El evento de la conferencia de prensa ya mostró a primera vista una coordinación ejemplar y un significativo espíritu familiar, con los adultos reunidos en el Anfiteatro y los más jóvenes en el patio, comprometidos en las actividades del Verano de los Niños 2020. Había mucha gente presente, pero todos llevaban mascarillas.
Entre las personalidades presentes se encontraban el alcalde de Caserta, Carlo Marino, exoratoriano; los representantes locales de la “Cruz Roja Italiana”, así como representantes de los diversos sectores de la Familia Salesiana, entre ellos el Director del Instituto, P. Gino Martucci, el Director del Oratorio, P. Giancarlo D'Ercole, la coordinadora local de los Salesianos Cooperadores, Federica Liguori, y el Presidente de la Unión de Exalumnos de Don Bosco, Alfonso Voccia.
“El Comité debe ser una estructura transversal porque el oratorio sigue siendo el punto de apoyo de una casa salesiana y todos nosotros, en nuestros diferentes roles, debemos abrazar esta causa”, expresó el Presidente del Comité de los Exalumnos de Don Bosco, Mauro Giaquinto.
“La comunidad Salesiana es un pedazo de nuestra ciudad, de la historia y la cultura de nuestra ciudad. Muchos jóvenes, entre los que me incluyo, han tenido la oportunidad de construir su propio camino de vida en esta casa que debe seguir siendo el hogar de la juventud, el espacio donde se eduquen, socialicen, vivan la creatividad y las habilidades”, dijo el Primer Ciudadano de Caserta.
El P. Martucci, manifestó a todos los ciudadanos de Caserta: “El mundo de los jóvenes es el presente y al mismo tiempo el futuro. No podemos faltar a la cita con la Historia... Tenemos sobre nuestros hombros una historia de más de cien años que nos obliga a seguir soñando como Don Bosco y sus sucesores. Esta historia nos da responsabilidad y nos proyecta hacia adelante para poder responder a las necesidades educativas de la ciudad”.