MENSAJE DEL RECTOR MAYOR
EL MENSAJE DEL RECTOR MAYOR, P. Ángel Fernández Artime
Mis amigos y amigas lectores : reciban mi cordial saludo como cada mes, saludo que preparo dejando que hable el corazón que desea seguir mirando el mundo salesiano con esa esperanza y certeza que tenía el mismo Don Bosco acerca de que juntos podemos hacer mucho bien y que el bien que se hace hay que darlo a conocer.
MENSAJE DEL RECTOR MAYOR,
Don Ángel Fernández Artime
Este boletín salesiano de este mes presenta la realidad del Sagrado Corazón de Roma, un templo con tanta historia que tiene sus raíces en el mismo Don Bosco que consumió sus últimas energías y fuerzas y años en la construcción de este templo querido y pedido por el Papa.
Mis queridos amigos y amigas, amigos todos de Don Bosco y su precioso carisma. Llego también hoy a ustedes, en este mes de mayo para contarles, como es ya muy frecuente en mí, algo que he vivido recientemente y que me ha llegado al corazón, al mismo tiempo que me ha hecho pensar mucho sobre cierta responsabilidad que tenemos ante la Devoción a María Auxiliadora. Luego les cuento el por qué de todo esto.
EL MENSAJE DEL RECTOR MAYOR, P. Ángel Fernández Artime
Él se llama Alberto. Ella, una joven mamá no sé cómo se llama.
Él vive en el Perú. Ella en Hyderabad (India).
Lo que une estas dos historias de vida es que yo los he conocido con motivo de mi servicio a uno en el Perú y a la joven mamá en la India a la semana siguiente.
Y lo que tienen en común -y es precioso-, es que conocer la caricia de Dios a través de la acogida que en su día les hizo Don Bosco en una de sus casas, les cambió la vida, y los salvó de la situación de pobreza y quizá muerte a la que estaban abocados. Y creo poder decir que el fruto de la Pascua del Señor pasa también a través de los gestos humanos que curan y salva.
Estas son las dos historias.