El Señor Pinardi acompañó a Don Bosco por el cobertizo para una puerta trasera (Clausurada hoy por una lápida) y le dijo: "Es lo que se tiene para su laboratorio”. Y Don Bosco les respondió: "Pero, yo quiero hacer un oratorio, es decir una pequeña Iglesia para rezar y dónde llevar a mis hijos”. Mientras tanto, miraba a su alrededor: era un pobre techo, bajo, apoyado en el lado norte de la casa Pinardi. Una pared lo transformaba en una especie de cobertizo o una habitación grande. Medía 15 metros por 6 metros. Don Bosco le dijo: "Es demasiado baja, no necesito este local”. Pero el Sr. Pinardi le respondió: “Bajaré un poco más el suelo, un promedio de medio metro, haré el piso de madera, pondré puertas y ventanas. Quiero tener una iglesia”.
Don Bosco regresó donde estaban sus muchachos y gritó: “¡Alégrense, Encontramos un oratorio! En la Pascua iremos, está ahí, en la casa del Sr. Pinardi!”.