Por: P. Francesco Bontà, SDB
“Llevar misericordia” es siempre un reto, más aún cuando dentro de una cárcel existe un ambiente hostil, como la correccional para jovenes de “Bicocca” de Catania: lugar difícil, pero agradable para las personas que cada día apuestan por el crecimiento de estos muchachos que, en palabras de Don Bosco “tienen una punto accesible para el bien”. Estas son las potencialidades que el educador debe descubrir.
“Llevar misericordia” significa llevar la caricia de Dios, como repite el Papa Francisco, porque así es como Dios hizo con nosotros, con su misericordia, consigo mismo. Tráigalo a los más necesitados, a aquellos que tienen un sufrimiento en el corazón y que están tristes; acercándose a esa caricia de Dios, que es lo que Él ha tenido con nosotros.
Todos los educadores que van al encuentro de los muchachos ya se en la escuela, en las actividades, en el tiempo libre: los educadores, los maestros, los agentes, y los voluntarios se convierten en un signo de Dios, ese Dios concreto que está cerca.
A los ojos de aquellos que entregan para ayudar a los pequeños, se constatan pequeños gestos de amor, de ternura y de cuidado. Entonces, Dios está más cerca de ellos.
Necesitamos mirar a Jesús porque se ha comprometido a devolver la esperanza a los pobres, a los que no tienen dignidad, a los extranjeros, a los enfermos, a los prisioneros, y darles la bienvenida con bondad y respeto. Jesús es la expresión viva de la Misericordia del Padre.
El servicio que se hace a los detenidos es “un ministerio nunca fácil”, como se expresa el P. Raffaele Grimaldi. Hace falta ser una persona que “escuche a los hombres, que afronte historias de gran sufrimiento”.
“No tenemos la varita mágica, pero detrás del trabajo que hacemos nosotros está la Iglesia que nos envía. En la cárcel hay una comunidad cristiana, quizá desobediente, que ha cometido un error en su vida pero que está esperando un anuncio. Y los capellanes tienen que tender un puente entre las cárceles y las parroquias, involucrar a las comunidades de 'afuera', para que la pastoral d ‘adentro’ no se debilita ni se oculta”.